Alemania impuso el jueves restricciones a los no vacunados, en un intento por frenar un aumento dramático en las infecciones diarias por coronavirus, exacerbadas por el descubrimiento de la variante Ómicron.

La canciller saliente, Angela Merkel, y su sucesor, Olaf Scholz, acordaron con los líderes de los 16 estados alemanes prohibir el acceso de los no vacunados a todos los negocios menos los más esenciales, como supermercados, farmacias y panaderías.

Asimismo, acordaron aprobar una legislación en el parlamento nacional para hacer obligatoria la vacunación.

Ansiosos por evitar confinamientos que puedan hacer descarrilar una frágil recuperación de la mayor economía de Europa, mantendrán abiertos los negocios a casi el 69 por ciento de la población que está completamente vacunada, así como a aquellos con prueba de haberse recuperado del COVID-19.

“La situación es muy grave”, dijo Merkel durante una conferencia de prensa con Scholz, quien se espera que sea elegido canciller por el Bundestag (Cámara baja) la próxima semana. “El número de infecciones se ha estabilizado, pero a un nivel demasiado alto”.

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Merkel dijo que se pedirá a un comité de ética que redacte un proyecto de ley para hacer obligatoria la vacunación y que el Bundestag debatirá y votará la medida a más tardar en febrero.

Las autoridades temen que la cuarta ola de COVID-19 colapse las unidades de cuidados intensivos. El jueves hubo más de 73 mil nuevas infecciones y 388 muertes.

Los virólogos culpan del nuevo brote a la resistencia a la vacunación de una parte importante de la sociedad y han criticado a los políticos por actuar demasiado tarde para frenar el contagio.

Con información Reuters