Timoratos y agachones

En tiempos de la Puebla violenta hacen falta voces de denuncia que visibilicen el clima de violencia que se registra en la entidad.

Cada vez que el gobernador Alejandro Armenta con su amplia sonrisa sale al paso para descalificar cualquier viso de señalamientos sobre los escenarios de ejecuciones policiales, extorsiones de personal de la fiscalía, desapariciones, feminicidios y ejecuciones, su gobierno se vuelve una mala broma de credibilidad.

La pregunta es ¿quiénes se atreverán a increpar de manera frontal al jefe del gobierno en Puebla?

Aquí se trata de ser contundentes para preguntar:

¿Cuál es el mapa de riesgo sobre la criminalidad en Puebla?

¿Qué funcionarios del actual gobierno están pactando con organizaciones delictivas?

¿Cuántos presidentes municipales están recibiendo diezmos para dejar pasar a la delincuencia en sus territorios?

¿Quiénes son los mandos policiacos que están dando protección a los malosos que circulan con toda impunidad en la capital y en el interior del Estado?

Preguntas que se tienen que hacer a la cabeza de un gobierno que le guste o no, tiene la obligación de responder, no de evadir o de distraer con peleas de box, la exigencia de una sociedad que está presenciando el desmoronamiento de lo que alguna vez fue Puebla, al figurar como una entidad segura.

Pero la pregunta sigue en pie. Y es que ni para dónde voltear.

Los diputados del PAN salieron con un discurso tembloroso a exigir la comparecencia del secretario de Seguridad Francisco Sánchez González.

Fue una triste estampa ver a la bancada panista con un mensaje tan frágil y evasivo, cuidando no tocar al gobernador. Sólo había que ver los rostros y muecas de incomodidad de una de las diputadas de esta bancada.

Los panistas están dando cátedra de ser timoratos.

Sólo hay ver al líder de los azules, Mario Riestra grabar un video sobre el maltrato animal en Chignahupan, mientras la ola de ejecuciones y feminicidios en Puebla, va al alza. 

Los empresarios por su parte siguen con su tecito de manzanilla en mano, para el dolor de panza y para seguir siendo un verdadero cero a la izquierda.

Hoy en Puebla no sólo les tiemblan las voces y las manos a una sociedad que está dejando que la capital y el estado se conviertan en los centros de negocios y criminalidad que han terminado con nuestra tranquilidad. 

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