Beto Fong

Más del 80 por ciento de los chiapanecos es analfabeta financiero, pues desconoce cómo administrar su dinero usar servicios en esta materia.

Esto según informó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México es uno de los peores países con educación financiera. Lo anterior de acuerdo con 55 países evaluados; México se posiciona en el lugar 54.

En general, la mayoría de mexicanos es analfabeta financiera, pue “no saben y no entienden la manera de cómo llevar sus finanza personales y familiares”.

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Gabriela Aguilar, especialista en economía, detalló que los chiapanecos sufren más esta situación en tarjetas de créditos:

Nos cuesta tener control todavía sobre nuestras finanzas y cuando se deciden hacer uso de algún sistema financiero, ya sea por tarjetas de crédito o por cuentas de ahorros, son más vulnerables a padecer déficit económico por el mal uso del dinero.

Aguilar detalló que el saber administra adecuadamente los recursos económicos es una habilidad esencial para la vida y “contribuye a que los estados y países tengan un crecimiento más inclusivo y economías más resilientes”.

Por otro lado, de acuerdo con la OCDE, a nivel mundial sólo 33 por ciento de los adultos cuenta con una educación financiera óptima.

Según el mismo organismo, países con mayor educación financiera son Suecia, Noruega y Dinamarca, con 71 por ciento.

Le siguen Canadá, con 68 por ciento, y Reino Unido, con 67 por ciento.

En tanto, México es de los más bajos, con un índice de 32 por ciento.

Por su parte, destacó que en Chiapas las poblaciones con mayores carencias en esta materia son las poblaciones rurales, “puesto que son quienes tienen el menor nivel socioeconómico o educativo, factores que se agudizan en el caso de las mujeres”.

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Como una estrategia para combatir esta situación, la especialista dijo que el gobierno federal y estatal deben implementar medidas para mejorar la educación financiera desde el nivel básico.

De esta manera, paulatinamente se iría prescindiendo de los programas asistenciales, “pues los beneficiarios sabrían cómo administrar el dinero y comenzarían a generar propios proyectos para hacer crecer los recursos que se les otorga”.