La congestión vehicular en la zona Puebla-Tlaxcala genera en el estado una pérdida anual de 4 mil 453 millones 805 mil 51 pesos, cifra que la convierte en la cuarta ciudad con mayor dinero perdido por esta situación.

Así lo advierte el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) en su informe “El costo de la congestión. Vida y recursos perdidos”, en el cual se estudió el impacto que tiene no medir los efectos que la congestión vehicular tiene en tiempo, calidad de vida, competitividad y desarrollo económico de la población, y que obliga a los ciudadanos a perder en promedio 100 horas adicionales en sus traslados al año.

El documento también detalla que en el caso de Puebla-Tlaxcala, el tiempo que se pierde al transportarse representa un costo per cápita de 3 mil 932 pesos, el tercero más alto de 32 ciudades estudiadas, que en total representa 94 mil millones de pesos anuales.

Ello se traduce en un promedio de 114.18 horas perdidas al año, atrapado en el tráfico, solo por debajo del Valle de México, donde los ciudadanos pasan entre 146.45 horas y los de Toluca con 116.07, respectivamente.

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Pese a las cifras y las pérdidas, los gobiernos locales no están interesados en eficientar y mejorar el servicio de transporte público, ejemplo de ello es que en 2016 Puebla recibió parte de los 57 mil millones de pesos de fondos federales para la invertir en movilidad e infraestructura, sin embargo el estado apenas utilizó el 6 por ciento.

La problemática no es exclusiva de las administraciones, sino un patrón que se repite desde la federación que tampoco tiene interés en atender este sector, al que sólo destina el 1.2 por ciento del presupuesto en comparación con el 47 por ciento, que otorgó para realizar acciones en beneficio de los automovilistas.

El estudio agrega que el uso del automóvil crece anualmente un 5.3 por ciento, lo que aumenta la congestión y la dificultad de movilidad dentro de las ciudades.

Desigualdad

Uno de los puntos más preocupantes es que, quienes mantienen como única opción para transportarse el transporte público, no sólo pierden más tiempo que un automovilista, sino también pierden cerca de 69 mil millones de pesos anuales en oportunidad de ingreso, en contraste con los 25 mil millones de pesos que pierden los automovilistas.

Además, según el IMCO, la pérdida promedio en las 32 ciudades analizadas fue de 3 mil 875 pesos por habitante al año, con este monto una persona podría comprar 2.5 canastas básicas, o cubrir el 28 por ciento del gasto anual que destina un hogar en educación y esparcimiento.

De acuerdo con el estudio, un hogar del centro destina el 19 por ciento de su gasto en transporte, mientras que uno de la periferia ocupa hasta el 22.4 por ciento además de perder horas productivas.

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