Muchas lecturas serán imprescindibles en los próximos días, para entender los términos en que el Gobernador Miguel Barbosa y la Presidenta Municipal de Puebla, Claudia Rivera se encuentran estrenando esa tregua, donde los pactos sin firma empiezan a fluir y tranquilizar la efervescencia de muchos actores que daban por sentado el cabildazo.

En este nuevo escenario, sólo hay un “detallito” que sobra y puede revertir “las buenas voluntades” de quienes están aplicados a fondo para consolidar lo que ya es una operación cicatriz.

El dique en esta nueva etapa de reconciliación Barbosa-Rivera se llama G5. El grupo de regidores a los que semanalmente les tiran línea para rafaguear sobre algún tema municipal, tendrán que replantear si seguirán siendo de utilidad o a corto plazo, los veremos pulverizados siguiendo la verdadera ruta de sus intereses personales.

Y es que al interior de este Grupo de los 5 no se puede ignorar la falta de sentido estratégico para abordar los nuevos tiempos, evidenciando quizá, que ellos responden a otro amo que no es precisamente el Gobernador.

La regidora Rosa Márquez es la única del grupo que empieza a marcar distancia y a entrar en la misma sintonía de la nueva etapa donde se avecinan los consensos y las negociaciones.

Esta fin de semana, la regidora Márquez fue arropada por la plana mayor del Ayuntamiento quienes respaldaron un acto promovido por ella.

En el análisis obligatorio de las escisiones en el Ayuntamiento de Puebla, podremos concluir, que la edil Claudia Rivera no goza de una blindaje absoluto pero sí de un voto que el mandatario estatal le está otorgando para controlar a su propia burbuja y decidir abrir la puerta a las propuestas que seguramente en los próximos meses serán los enroques del gobernador para arribar al Palacio de Charlie Hall.

El G5 tendrá que entrar en una nueva dinámica si quiere ir a la sobrevivencia o tal vez evidencie que la línea de confrontación la reciben no desde Casa Aguayo, sino desde el Congreso del Estado.

En Política es importante identificar los tiempos en que se hace imprescindible sumarse o bien afrontar el riesgo de la división, que al parecer es lo que veremos en las próximas semanas, cuando quizá empecemos a hablar de un G3.

Los infames

Poco le duró al gusto al diputado Gerardo Islas para presumir sus fotos junto al Gobernador Miguel Barbosa o con la Presidenta Nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky.

La confirmación del ejecutivo estatal sobre la carpeta de investigación que se abrió para el desvío de recursos destinados a la reconstrucción de casas e inmuebles dañados por el sismo, confirmó todas las irregularidades en las que no se pueden ignorar también los nombres del ex subsecretario de Sedatu, Juan Carlos Lastiri y el ex gobernador Antonio Gali.

Una vez más, los infames cometiendo excesos cuando se trata de lucrar con recursos y seguros destinados a enfrentar una catástrofe.

¿Quiénes de ellos se llevaron la mayor tajada del pastel?

Aún se recuerda a Islas subiendo fotos a sus redes sociales, montando puestas en escena durante sus recorridos a la mixteca para posar frente a viviendas demolidas por el sismo de hace dos años.

Qué dirá Lastiri sobre el presunto lucro con los recursos federales que si llegaron, lo hicieron a otros bolsillos, más no a los de los damnificados.

¿Y del ex gobernador Gali qué decir? Los seguros anti desastres resultaron muy  rentables ¿no?.

Una dolosa infamia se volvió a cometer en contra de quienes perdieron casa, trabajo, patrimonio y siguen hundidos en la pobreza que difícilmente hace olvidar que algunos personajes aplican la máxima de: El poder es para poder…robar.

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