Genaro García Luna es un hombre fuerte. Lo escribo en presente porque estoy convencido de que se debe tener un carácter de hierro para hacerle frente al crimen organizado. Además de fuerte García Luna es un hombre inteligente, tan lo es que sentó las bases para el actual sistema de inteligencia del gobierno federal, aunque quienes ahora están frente a él parecen no tener la misma inteligencia.

Hay gente que celebra como fiesta patronal la detención de este personaje como si fuera un logro contra la corrupción, olvidándose que no fue la justicia mexicana quien construyó un caso y mucho menos quien privó de la libertad al ex Secretario de Seguridad Pública, demostrando así que tenemos una fiscalía blandengue más preocupada en el revanchismo político que en armar casos en contra de verdaderos criminales.

El Sistema Nacional de Seguridad Pública no fuera el mismo si no se hubiera tenido la presencia de García Luna, es más, casi me atrevería a afirmar que fuera más deficiente sin los protocolos establecidos durante la administración de ese funcionario.

Quizá el error más grave de Genaro fue el hecho de que le gustaba estar bajo el reflector, quizá era parte de la estrategia, lo desconozco, pero de que le gustaban los reflectores, le gustaban. Fue precisamente por esos reflectores que se ganó el repudio de los que ahora tienen la responsabilidad de atrapar al crimen, pero que son incapaces de hacer una incautación importante de estupefacientes. Tan sólo con García Luna se logró el decomiso más grande de cocaína en la historia y en el mundo: 23.5 toneladas en el puerto de Manzanillo, y lo más irónico del asunto es que esa droga pertenecía al cártel de que lo acusan recibir sobornos millonarios.

Si durante la administración de Calderón, García Luna tenía a su disposición un presupuesto de miles de millones de dólares, en caso de ser corrupto la lógica marcaría que era más fácil hacer un desvío de los recursos que juntarse a tomar café con el Mayo Zambada para recibir un soborno de unos cuantos millones.

Hay muchas cosas bizarras y muchos cabos sueltos en lo poco que conocemos de la detención de García Luna. No sabemos exactamente como está armado el caso. Desconocemos si la fiscalía lo armó por las declaraciones de un testigo protegido, en cuyo caso sería realmente sencillo desmentir, o si verdaderamente tienen pruebas contundentes.

El timing del caso también despierta la duda de un probable arreglo del gobierno de la cuarta para acelerar y ceder en algunas cláusulas del T-MEC. El caso es que ahora García Luna está detenido y ahora en una jugada oportunista, la fiscalía de Gertz ha pedido la extradición, extradición que en caso de realizarse tendría pocos efectos, pues al igual que el otrora Secretario violó el debido proceso de Cassez, su debido proceso fue pisoteado desde el púlpito mañanero. Si lo traen saldría libre.

Habrá que esperar para ver si el caso se sostiene o se cae. Por cierto, si creen que por esto Calderón irá a la cárcel, lamento sacarlos de su error, pues alegar demencia funciona, lo hizo López Obrador con las ligas de Bejarano y con las apuestas de Ponce. La historia no cambia.

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