El proceso para elegir a la nueva dirigencia del PRI nacional está en marcha. Un PRI desgastado por el abuso del poder que lo caracterizó durante décadas y que no atendió los avisos sociales para modificar su modus operandi.

Ahora, con las campañas de Ivonne Ortega y José Alfaro; Alejandro Moreno y Carolina Viggiano, Lorena Piñón y Daniel Santos, el PRI intenta renovarse, reinventarse y ofrecer una propuesta diferente que lo haga atractivo a la sociedad.

¿Lo logrará?

En Puebla, al menos, no será fácil. El reto no es convencer a la sociedad. La realidad a combatir desde ya es la vida interna partidaria. Es prioritario unificar a las diferentes corrientes, las que quedan, respetar los liderazgos y reconocer trayectorias.

La tendrá difícil.

Trasciende que el favorito es Alejandro Moreno Cárdenas, Alito; y que ya tiene el triunfo en la bolsa. Lo cual garantiza que su hombre fuerte en Puebla es Javier Casique Zárate quien tendría un futuro asegurado dentro del tricolor.

Y ahí es donde la puerca torció el rabo, dicen.

La trayectoria del político oaxaqueño y, sobre todo los resultados de su gestión como presidente del Comité Directivo Estatal, que coronó con el premio a su dedicación, la diputación local, no arroja satisfacciones entre los liderazgos poblanos y si harta reticencia.

Que solo se preocupó por asegurar su futuro, dicen.

Divide para ser el hombre fuerte de Alito.

Y unifica para que Alito lo haga a un lado y no lo tome en cuenta.

Sin Casique, dicen, Alejandro Moreno gana en Puebla. 

Con el “Doctor” Casique la tiene perdida.

No hay de otra, Javier Casique Zárate unifica al PRI poblano, pero en su contra.

Es cuanto.

@luisenriquesf
facebook.com/luisenrique.sanchezfernandez
facebook.com/luisenriquesf
luisenriqueph051@gmail.com