Al más puro y viejo estilo caciquil de imposición, el gobernador Miguel Barbosa envió su dardo envenado a los empresarios poblanos al nombrar al disminuido Gabriel Biestro como nuevo titular de la Secretaría del Trabajo en Puebla.

Y es que en política hay políticos que pierden la dignidad y recogen lo que les avienten, así sea un hueso pequeño con tal de regresar a la nómina estatal.

Resulta insultante que en los tiempos de una llamada izquierda transformadora se nombren a personajes que no cuentan con la preparación y experiencia para desempeñar los cargos que ostentan.

¿Qué sabe Biestro de cultura laboral, productividad, revisiones de contratos colectivos de trabajo? Es obvio que los dedazos políticos con mensaje de venganza a las poblanos dejan claro, que los gobernantes buscan saciar sus vendettas personales y no hacer cambios que den auténticos resultados.

Seguramente Biestro cargará con su equipo de rémoras que le acompañaron en el Congreso del Estado como Sebastián Pérez Justo, quien fue la mano ejecutora en toda la serie de pifias legales que se cometieron en la legislatura que encabezó el ex diputado morenista.

El gobernador Miguel Barbosa se desgasta con tanta venganza. El mensaje que envía es que su mandato es un gobierno de vísceras, donde lo bipolar domina los ánimos de las relaciones políticas e institucionales entre el mandatario y sus interlocutores a todos los niveles.

Es francamente ridículo que algunos columnistas empiecen a ensalzar el regreso de Biestro como el nuevo delfín del Gobernador.

Y resulta burdo, pues está claro que, si no pudo lograr la candidatura a la presidencia municipal de Puebla, menos lograría ganar una gubernatura, pues sigue siendo un desconocido, sin arraigo para el grueso de los poblanos.

Seguramente la línea con la que iniciará Gabriel Biestro su desempeño en la Secretaría del trabajo, será de golpeteo y verborrea política.

En nada ayuda a Puebla politizar áreas tan vitales como la del sector laboral en momentos tan sensibles donde el desempleo azota de manera importante a la entidad.

Mientras tanto, ojalá ahora sí les sobren “arrestos” a los dirigentes patronales de Puebla para señalar y responder con argumentos y hechos cuando la “cargada mediática” del gobernador reciba la instrucción de ladrar.

En Puebla no requerimos empresarios de horca y cuchillo, tampoco yunquistas, mucho menos timoratos.

Urgen empresarios con un viraje de modernidad que señalen aciertos y errores de gobiernos sin defender únicamente a los que provengan de sus semilleros azules.

Urgen empresarios que hagan sinergias y negocios con la sociedad, no sólo con magnates o gobernantes.

Estamos hartos de la simulación de gobiernos y empresarios que en la cíclica realidad de los “nuevos tiempos de Puebla”, nos siguen dando puro circo y nada de pan.

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