Muy poco tiempo les ha llevado a los priistas poblanos abaratar aún más a su propio partido.

Hablar de cuadros y liderazgos hoy en el tricolor poblano, es referirnos a la pedacería electoral que están recogiendo para organizar la batalla electoral de 2021 con borregos de poca monta que están muy lejos de ser auténticos militantes o bien, son empolvados esquiroles del pasado dinosáurico.

El PRI en Puebla y a nivel nacional es presa de un pasado que lo persigue y lo conmina a seguir las viejas prácticas que se han replicado en otros partidos.

El dedazo, la imposición y el veto están de regreso con el priismo poblano que muy difícilmente se levantará de la lona, con un dirigente como Néstor Camarillo.

Los grupos hegemónicos en el tricolor están de luto al ver una vez más, la llegada del oportunismo de elección que quizá no debe operar más allá de los acuerdos y negociaciones pactadas desde el centralismo que abandera el tal “Alito”, Alejandro Moreno y que hasta ahora sólo ha mostrado ser un presidente de relumbrón sin liderazgo y empuje, por lo menos para buscar la unidad interna del propio PRI.

El tricolor pasa por su peor etapa, ni siquiera es la sombra de una oposición que cuestione con buenos argumentos al partido gobernante.

¿Cómo y con quiénes operará el PRI en los comicios de 2021?

La nueva dirigencia no llega ni agrupo político, pues se recuerda el pésimo desempeño de Camarillo en su encomienda como presidente municipal.

Al tricolor le cuesta desempolvarse y hacer una verdadera limpia de dinosaurios que siguen apadrinando la novatez e incompetencia de quienes hoy no están ni siquiera totalmente identificados con el PRI.

Con este panorama tan raquítico, se antoja pensar que el papel del PRI para las elecciones 2021 no irá más allá de ser un esquirol de oportunidad que negociará lo que le ofrezcan con tal de no quedarse sin nada.

El llamado voto duro del priismo en Puebla es ya una vieja leyenda agotada y acotada por las nuevas hegemonías políticas que están en medio de un reacomodo un poco más digno que el del tricolor.

La desbanda que se ha dado luego de darse a conocer el arribo de Néstor Camarillo como dirigente estatal del PRI no sorprende frente a esta nueva imposición.

Si el PRI mantiene estos liderazgos forjados en la ocurrencia y padrinazgos, que le vayan avisando a Néstor que le tocará el indigno trabajo de ser el enterrador del tricolor en Puebla.

@rubysoriano
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