Un refrigerador ecológico hecho de barro podría ayudar a más de 5 millones de viviendas particulares en las cuales no cuentan con refrigerador, lo cual puede complicar la conservación de los alimentos e incluso generar enfermedades.

Ecoplanet, como fue llamado este enfriador ecológico, mantiene una temperatura baja de hasta ocho grados centígrados ya que su funcionamiento se basa en la física clásica.

El refrigerador ecológico está compuesto de dos contenedores entre los cuales se deposita una mezcla húmeda de arena, marmolina, tierra, granzol, grava y agua; y debe ser colocado a media sombra de manera que los rayos ultravioleta no hagan contacto de manera directa.

Al evaporarse el agua de la mezcla, el calor de los alimentos o bebidas colocadas al interior es extraído. Es decir, “roba el calor de la comida que está adentro del enfriador y convierte el agua en vapor; un fenómeno que es posible gracias a que la reacción requiere energía y la toma de los alimentos”, detalla Óscar Chávez Macías, cofundador de la compañía.

Para funcionar, se necesitan únicamente tres litros de agua al día y colocarse a media sombra en un lugar ventilado, en un par de horas cumple su función de enfriamiento.

El sistema es muy práctico y económico, ya que asemeja a un garrafón de agua tradicional y ya ha sido probado en comunidades de del municipio de Villa de Reyes en San Luis Potosí y en un poblado de Guanajuato.

Depesa fue registrada en marzo de este año, lo que le permite ya comercializar el enfriador. Sin embargo, para llevar a cabo la producción artesanal se requieren tres semanas y un costo aproximado de 680 pesos y para que sea rentable, se debe producir en serie. Es por ello que su estrategia consiste en acercarse a los gobiernos estatales para que por medio de programas sociales, sean repartidos en las comunidades que no cuentan con electricidad.