Liverpool se convirtió en el nuevo monarca europeo luego de vencer al Tottenham por marcador de 2-0 en la final de la Champions League 2018-19, juego que se dirimió en el Estadio Wanda Metropolitano de Madrid.

El encuentro vivió un arranque de alarido, pues apenas a los 26 segundos el árbitro Damir Skomina marcó una muy rigurosa pena máxima en favor de los Reds, misma que hizo válida el egipcio Mohamed Salah.

Dicho gol, tercero más rápido en finales de Champions, levantó polémica entre especialistas y fans, toda vez que en la percepción de muchos la marcación fue incorrecta, ya que dio la impresión de que el balón primer impacto en el abdomen de Moussa Sissoko.

La segunda parte replicó la tónica de su antecesora convirtiendo al encuentro en un verdadero duelo de ajedrez, pues ambos estrategas realizaron movimientos estratégicos en pos de cumplir sus respectivos objetivos.

Por su parte, los Reds aguantaron estoicos gracias a que el portero Alisson Becker se convirtió en figura al detener varios envíos, entre ellos uno de Lucas Moura, el héroe de Ámsterdam.

La estocada que dejó sin vida al Tottenham cayó al minuto 87 por cortesía de un zapatazo formidable del belga Divock Origi, jugador que fue el buque insignia en la voltereta ante Barcelona registrada en las Semifinales.

Así, el Liverpool llegó a su sexto título de Champions League (1977, 1978, 1981, 1984, 2005 y 2019), lo que le convierte en el tercer equipo más ganador en estas lides sólo por detrás de Real Madrid, con 13 campeonatos y Milán, con 7.