Es problema ancestral y cultural, la muerte, el asesinato de mujeres. La sociedad lo padece y Puebla no es la excepción. Es un fenómeno que crece y las estrategias para prevenirlo no existen. O escaso resultado han causado.

Y es un asunto que compete no solo a las autoridades del Estado. Es un problema cultural que aqueja a la sociedad de nuestro tiempo. Lamentablemente.

El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, registra datos que han sido aglutinados y presentados por el Instituto para la Gestión, Administración y Vinculación Municipal: en los primeros 5 meses de este 2020, han sumado 28 asesinatos de mujeres, que son 3 más que los que se cometieron en los mismos meses del 2019.

Alfonso Ponce de León escribe en Intolerancia Diario que suman 58 casos de “abominables asesinatos de mujeres y niñas” en lo que va del año y que no fueron comunicados al Presidente Andrés Manuel López Obrador en el informe de gobierno que se le entregó en su reciente visita.

La diferencia entre las dos fuentes es grande.
No basta que Puebla, el estado, “cuente con todos los protocolos” para “erradicar” la violencia porque por cada feminicidio hay un feminicida en la cárcel o siendo “judicializado”, como refiere Miguel Barbosa Huerta.

¿Castigo? Después del niño ahogado …

Se trata de combatir las causas.

De prevenir.

De coadyuvar, con una intensa campaña a que se impidan.

Y ahí estamos involucrados todos. No solo el gobierno.

28 o 58 feminicidios, que nos ubican como el estado en el cuarto lugar nacional, no es para presumirlo.

Es cuánto.

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Luis Enrique Sanchez Fernández es periodista; ha escrito para impresos en papel, radio, televisión y portales digitales. Es universitario, historiador y cronista.