Con el boom de la arquitectura sustentable la piedra se ha vuelto un elemento primordial en la decoración de interiores. Son utilizadas para promover el contraste, dan un aire de modernidad y le da un toque de textura a la habitación donde se encuentra.

La autoproclamada cuarta transformación se dio cuenta de ese gran uso decorativo de las piedras. Es más le gustó tanto que impuso un gran florero de piedra en una de las pocas instituciones autónomas que servía de contrapeso al gobierno federal: la CNDH.

Más allá de la visible impureza con la que se manejó el proceso para que llegara ese florero de piedra y después de ser testigos y comprobar una vez más que los integrantes del Senado no están al servicio de los ciudadanos sino al servicio del presidente, la designación de Rosario Piedra desenmascaró, una vez más, las intenciones autoritarias de robarse la autonomía de las instituciones que paradójicamente se han convertido en una piedra en el zapato al proyecto político de López Obrador.

Porque, y como era de esperarse, al jefe del ejecutivo no le cayó nada en gracia la recomendación hecha por el hoy ombudsperson Luis Raúl González Pérez en junio pasado donde afirmaba que la cancelación de las estancias infantiles “dejó a los niños sin cuidado y puso en riesgo el trabajo de sus padres.”

Para el presidente esa recomendación no solo era inaceptable, sino que era una vergüenza y como sabía que González Pérez no buscaría la reelección comenzó a buscar entre su grupo algún elemento decorativo para poder pintar de guinda la CNDH.

Encontró en la Piedra, ese elemento gris e incomprendido, al ornato perfecto con la única característica de ser hija de la más conocida activista en materia de desaparecidos en México, y no sólo eso, formaba parte también del coro aplaudidor del nuevo régimen. No importaba que los manuales de decoración le indicaran que ese material no era óptimo para la habitación que pretendía remodelar, pues también había sido candidata a diputada de su movimiento y ocupaba una posición directiva dentro de la estructura partidista de MORENA.

La decisión fue tratada de matizar enalteciendo la condición de “víctima” de esa piedra, porque nadie como una víctima podría empatizar mejor con otras víctimas.

Nadie duda del gran sufrimiento de esa pobre piedra, pero si a victimización vamos hubiera tenido más credenciales que Alberto Athié Gallo, que fue víctima de la madre de todas las instituciones, la Iglesia Católica, al denunciar públicamente y luchar mano a mano con los afectados de los casos de pederastia de Marcial Maciel.

Pero el presidente afirmó ni siquiera conocer a esa víctima. “No sé quién es” afirmó en su mañanera.

Él ya había decidido que de Piedra iba a ser la cama, de Piedra, la cabecera…. de la CNDH.

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