Redacción

Andrés Manuel López Obrador calificó de “muy pesismista” el pronóstico del Fondo Monetario Internacional (FMI), acerca de una caída del 10.5 por ciento de la economía mexicana en 2020.

Horas después de que las nuevas proyecciones del FMI arrojaron panoramas más adversos para las principales economías latinoamericanas, durante su conferencia de prensa matutina el mandatario desestimó el pronóstico.

“Nos vamos a recuperar pronto. Soy optimista a partir de datos objetivos, reales y duros”, dijo el presidente en su conferencia de prensa matutina.

En el reporte Perspectivas de la Economía Global de junio, el FMI recortó su cálculo para la variación del PIB de la región a un declive de 9.4 por ciento en 2020, en relación a la baja de 4,2 por ciento estimada en abril, ya que los efectos del COVID-19 han sido más profundos de lo esperado en el primer trimestre.

Incluso el organismo advierte que México, fuertemente influenciado por sus lazos con Estados Unidos, verá a su economía contraerse en un 10.5 por ciento este año, una reducción drástica frente a la caída prevista de 3.9 por ciento en abril.

En tanto Brasil, el foco de la epidemia en Sudamérica y con la segunda mayor cantidad de casos en el mundo, registrará una caída de su PIB del 9,1 por ciento en 2020, desde la proyección anterior de un descenso del 3.8 por ciento, indicó el organismo con sede en Washington.

Los primeros datos del segundo trimestre sugieren contracciones más agudas de lo esperado y la pandemia aún se sigue propagando en las poblaciones de América, destacó el FMI, por lo que las medidas restrictivas seguirán deteriorando el panorama económico en la región.

“En las economías que aún luchan por controlar las tasas de infección, la necesidad de continuar las cuarentenas y las medidas de distanciamiento social impactarán más en la actividad”, indicó el informe.

EEl FMI también redujo dramáticamente la previsión de la economía global a -4.9 por ciento para este año, arrastrada por la caída de 8 por ciento del PIB de Estados Unidos y el freno de mano en la actividad de China. Por primera vez, enfatizó la entidad, todas las regiones del mundo experimentarán crecimiento negativo, aunque con diferencias sustanciales.

Los riesgos a la baja siguen siendo significativos y el escenario a futuro dependerá en gran medida de la capacidad de los países para contener la emergencia sanitaria, reactivar la producción y el empleo, y reflotar la demanda doméstica.