“Educarse anclado al pasado es empezar a morir”.
Abel Pérez Rojas

En breve saldrá a la luz Glocalidad educativa, uno de los más recientes libros de Salvador Calva Morales, el cual consiste en un recorrido por el mundo de la educación a través de cincuenta y nueve artículos.

Con autorización del autor, comparto en calidad de adelanto las siguientes líneas que escribí para dicha publicación.

Seis años reposaron los artículos que conforman Glocalidad educativa para que salieran al público en formato de libro. Lapso breve para algunos fines, pero a la luz de los más recientes fenómenos globales y locales, parecen décadas.

Para muestra dos sucesos que cambiaron drásticamente el acontecer nacional y mundial en poco más de dos mil días: México es dirigido por un gobierno emanado de un partido político diferente a aquellos dos que condujeron su destino durante más de ochenta años y, en el ámbito mundial, el mundo vive la transpandemia, periodo en el que trata de salir de una vez por todas de una pandemia mundial que paralizó casi la totalidad de la producción mundial durante semanas y trastocó las diferentes formas de interrelación de las personas.

El periodo entre la concepción de cada escrito y la publicación de este compendio, solo provocó la maduración de todos sus planteamientos, la vigencia se mantiene intacta. El lapso confirmó todas sus tesis.

Parafraseando al genial escritor francés Julio Verne, Glocalidad educativa es una especie de “vuelta al mundo en cincuenta y nueve artículos”.

Sí, una vuelta al mundo de la educación abordada desde una visión libre, libertaria y bajo la filosofía y ética de la educación permanente. He ahí el corazón de la propuesta educativa de Calva Morales.

Al recorrer las páginas de Glocalidad educativa queda claro que no se trata de cualquier educación, versa de aquella que libera, que rompe con las inercias, que mueve de la cómplice comodidad. Sin decirlo expresamente, la apuesta formativa de Salvador Calva tiene su punto de apoyo –como si se tratase de una palanca o un compás– en las premisas de la fracción II del artículo 3º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos:

El criterio que orientará a esa educación se basará en los resultados del progreso científico, luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios.

Por ello se respira en el fondo del trabajo de Salvador Calva un espíritu quijotesco que identifica a la ignorancia como el rival a vencer; pero no la ignorancia como la ausencia de información, sino como aquella que se resiste al conocimiento en constante cambio y al profundo saber sin fin.

Cuando Salvador insiste en la acción propia del día con día abona a favor de la libertad y en contra de las servidumbres, mantiene viva la esperanza de que sí es posible cambiar las cosas imperantes, es decir, enfrenta directamente al prejuicio del aparente dictatorial destino, aquel que en el que todo está ya escrito, en el cual hay amos y siervos.

Al fin liberal, Calva Morales gira su compás comprensivo de la realidad trazando una circunferencia también muy clara en el espíritu del párrafo tercero del mismo artículo de nuestra Carta Magna:

La educación se basará en el respeto irrestricto de la dignidad de las personas, con un enfoque de derechos humanos y de igualdad sustantiva. Tenderá a desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la Patria, el respeto a todos los derechos, las libertades, la cultura de paz y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia; promoverá la honestidad, los valores y la mejora continua del proceso de enseñanza aprendizaje.

Salvador trae situaciones de Corea del Sur, Inglaterra, Sudamérica, Finlandia, Estados Unidos, México, Cuba, entre otros países, para mostrarnos aciertos y desaciertos bajo la lupa educativa en el concierto de la solidaridad internacional.

Provoca que el lector identifique qué tiene a su alcance para empezar a cambiar su entorno inmediato, a la misma vez que llama a la acción de los nervios glocales para las repercusiones internacionales. Es en esa red en la cual se entiende la pertinencia actual del libro de Salvador Calva, además, como una forma de andamiaje, a la par de la publicación de Glocalidad educativa, Calva Morales estará presentando su más reciente trabajo intelectual: Transpandema.

Glocalidad educativa tiene un peso específico y contribución educativa e histórica en sí, pero cuando se tiene a la mano este tomo y el de Transpandemia (escrito entre marzo y abril del año en curso), afloran dimensiones superlativas.

Confirmamos que Salvador Calva Morales no es un investigador ni escritor ocasional, está todos los días observando y escribiendo sobre cualquier tema desde su atalaya de educador. Su ubicación otorga ciertos privilegios a sus lectores, por ejemplo, el de poder leer a un hombre que ha dedicado más de cincuenta años a la educación y que, sin autocensurarse emite lo que cree verdadero y justo.

Por otra parte, los aportes de cada uno de los artículos de este libro pueden contrastarse con los expuestos en Transpendemia, el lector verá que ninguna de sus propuestas, de sus tesis o de sus aforismos fueron rebasados.

Glocalidad educativa es un libro que salió del reposo para leer a la luz de la utopía liberadora y los desafíos presentes.

Hasta aquí la reproducción de mi texto.

Bien vale la pena estar pendientes de la próxima aparición de este libro que viene a reforzar la presencia de Salvador Calva Morales en el ámbito de la educación y la literatura.

Abel Pérez Rojas (abelpr5@hotmail.com) es escritor y educador permanente. Dirige Sabersinfin.com