La Fundación Panoptykon de Polonia presentó una queja contra Google por su colusión con otras empresas para violar la privacidad de los usuarios de Internet y personalizar la publicidad en función del historial de navegación de una persona.

La organización de derechos digitales entregó a la Autoridad de Protección de Datos de ese país la queja contra el gigante que usó información altamente confidencial para un perfil “ilegal” de los usuarios con base en datos como creencias religiosas, orientación sexual e incluso enfermedades y discapacidades.

Aunque la mayoría de categorías en las que se ubica a los usuarios, son “inofensivas”, la nueva evidencia demostró que también pueden ser “extraordinariamente sensibles”.

Por ejemplo, en la lista de la Oficina de Publicidad Interactiva (IAB, por sus siglas en inglés) se pueden encontrar categorías como “incesto”, “niños con necesidades especiales” o estilo de “vida homosexual”, aunado a ello Google tiene su propia lista de categorías, que incluye información igualmente sensible, subraya la queja.

“Los sistemas de subastas de anuncios son oscuros por diseño”, afirma Katarzyna Szymielewicz, presidenta de la Fundación Panoptykon.

“La falta de transparencia hace que sea imposible para los usuarios ejercer sus derechos bajo el GDPR (Reglamento General de Protección de Datos). No hay forma de verificar, corregir o eliminar las categorías de marketing que nos han sido asignadas, aunque estemos hablando de nuestros datos personales. IAB y Google tienen que rediseñar sus sistemas para solucionar este fallo”, agregó.

Su queja se une a demandas similares presentadas anteriormente en el Reino Unido e Irlanda, quienes han advertido que cada vez que un usuario ingresa a una página web, sus datos personales se transmiten a decenas o cientos de empresas externas que participan en una subasta automática de anuncios. Los sistemas de publicidad clasifican a cada usuario en función de lo que está leyendo, mirando o escuchando en la web.

Sin restricciones

Según la New Economics Foundation del Reino Unido, en ese país las compañías de publicidad emiten perfiles íntimos sobre un usuario promedio de Internet 164 veces al día. Los datos son recibidos por miles de empresas, y no hay forma de saber qué se hace con esa información.

De acuerdo con Johnny Ryan, director de política y relaciones industriales de la compañía informática Brave, una posible solución sería que las empresas de publicidad excluyan los datos personales de las solicitudes de ofertas, con lo que podrían devolverle privacidad al usuario.