Un cronopio pequeñito buscaba la llave de la puerta de calle en la mesa de luz, la mesa de luz en el dormitorio, el dormitorio en la casa, la casa en la calle. Aquí se detenía el cronopio, pues para salir a la calle precisaba la llave de la puerta.

Historia

Historias de Cronopios y de Famas, es un libro maravilloso, uno de esos hermosos regalos que nos da la literatura y que aligeran el acontecer cotidiano. Julio Cortázar, el genial escritor argentino, en 1962, publicó esta obra maestra del surrealismo, en la que reunió una serie de relatos que hacen que la vida se aprecie desde una óptica diferente, irónica y muy divertida.

Dividida en cuatro secciones, Cortázar, nos invita a jugar con la realidad. Empezando con Manual de Instrucciones, en donde el autor relata muchas de las acciones, que, por ser tan comunes, realizamos de manera repetitiva y casi sin prestarles atención; sin embargo, Cortázar, les da un giro y realiza una detallada lista de pasos a seguir para llevarlas a cabo. El resultado es francamente, hilarante.

¿Alguna vez ha seguido instrucciones para llorar?, pues, Cortázar, explica el modo correcto de hacerlo:

«Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza.

[…]

Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia dentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.»

Antes de cantar, resulta recomendable atender las siguientes recomendaciones:

«Empiece por romper los espejos de su casa, deje caer los brazos, mire vagamente la pared, olvídese. Cante una sola nota, escuche por dentro. Si oye (pero esto ocurrirá mucho después) algo como un paisaje sumido en el miedo, con hogueras entre las piedras, con siluetas semidesnudas en cuclillas, creo que estará bien encaminado, y lo mismo si oye un río por donde bajan barcas pintadas de amarillo y negro, si oye un sabor de pan, un tacto de dedos, una sombra de caballo.

Después compre solfeos y un frac, y por favor no cante por la nariz y deje en paz a Schumann.»

En la segunda parte del libro, Ocupaciones raras, Cortázar, realiza el retrato de las conductas de una familia; narra diversas situaciones que van desde la importancia que tiene la elección de los sobrenombres, hasta la conducta en un velorio. Los relatos de sus maneras, fobias y determinaciones son extraordinarios.

«Siempre me ha parecido que el rasgo distintivo de nuestra familia es el recato. Llevamos el pudor a extremos increíbles, tanto en nuestra manera de vestirnos y de comer como en la forma de expresarnos y de subir a los tranvías. Los sobrenombres, por ejemplo, que se adjudican tan desaprensivamente en el barrio de Pacífico, son para nosotros motivo de cuidado, de reflexión y hasta de inquietud. Nos parece que no se puede atribuir un apodo cualquiera a alguien que deberá absorberlo y sufrirlo como un atributo durante toda su vida.»

En Material plástico, las historias se refieren a las actividades laborales y placeres sencillos, pero todo narrado con la genialidad que solo Cortázar poseía.

La parte más famosa del libro, por supuesto, es la Historia de cronopios y de famas, en donde también aparecen, las esperanzas; pero, ¿qué son esos seres? Se dice que nadie puede definirlos con exactitud, pero todos los entienden. En palabras del propio Cortázar, se explican así: «…los cronopios que son un poco la conducta del poeta, del asocial, del hombre que vive un poco al margen de las cosas; frente a los cuales se plantan los famas, que son los grandes gerentes de los bancos, presidentes de las repúblicas, de la gente formal que defiende un orden. Las esperanzas, son personajes intermedios, que están un poco a mitad de camino, sometidas a la influencia de los famas o de los cronopios, según las circunstancias».

Historias de cronopios y de famas, es un libro delirante y extraordinario; en cada una de sus palabras, queda de manifiesto el carácter irreverente y encantador de Julio Cortázar. Para aquél que lo lee por primera vez, resulta sorprendente y gratificante; y para aquellos que ya lo conocen, releerlo, resulta tan agradable, como encontrarse con un sabio y querido amigo.

«Ahora pasa que las tortugas son grandes admiradoras de la velocidad, como es natural. Las esperanzas lo saben, y no se preocupan. Los famas lo saben, y se burlan. Los cronopios lo saben, y cada vez que encuentran una tortuga, sacan la caja de tizas de colores y sobre la redonda pizarra de la tortuga dibujan una golondrina.»

Adriana Hernández Morales

Título: Historias de cronopios y de famas

Autor: Julio Cortázar

Editorial: Alfaguara

(También disponible en formato electrónico)

Mi correo: adrianahernandez1924@gmail.com


Adriana Hernández, es miembro del Club Nacional de Lectura Las Aureolas, club fundado por Alejandro Aura en 1995. Es además una mujer comprometida con las causas sociales, abogada de profesión y lectora por vocación.