El Salvador está viviendo un momento histórico al lograr una sentencia de 10 años de cárcel contra el expresidente Elías Antonio Saca, y tres de sus exsecretarios de gobierno, todos acusados del delito de peculado y lavado de dinero y activos.

Es el primer expresidente de este país en ser sentenciado por delitos de corrupción, luego de que la Fiscalía General de la República (FGR) comprobara que durante su mandato desvió más de 300 millones.

Saca confesó que durante su administración de 2004 a 2009, desvió fondos de la partida de gastos reservados de la Presidencia a cuentas personales, pagó sobresueldos y evadió controles estatales.

También condenaron a Elmer Charlaix, exsecretario de Saca, a 10 años de prisión por los mismos delitos; Julio Rank, exsecretario de Comunicaciones, y César Funes, exsecretario de Juventud, a 5 años cada uno.

En sus declaraciones aseguró que cuando asumió la Presidencia el 1 de junio de 2004 y firmó el reglamento para el manejo de los gastos reservados, ordenó la creación de cuentas bancarias para mover el dinero y que lo hizo como se había hecho en gobiernos anteriores.

“Me aproveché de los escasos controles sobre las dos cuentas que abrió Élmer Charlaix para sustraer dinero con el que se pagaba a otras personas”.

También admitió que entregaba cien mil mensuales a varias empresas de publicidad que no prestaban servicios y que del total de dinero que llegaba de la Casa Presidencial pedía una devolución de 80 por ciento de lo contratado con sus empresas, al tiempo que permitía que los otros se quedaran con el 20 por ciento restante.

Además de la sentencia corporal, la FGR pidió al Tribunal que Saca y Charlaix devuelvan los 300 millones en concepto de responsabilidad civil.

Está pendiente el fallo de Pablo Gómez, el exfuncionario que no se sometió al proceso abreviado.