La Iglesia católica no sólo no repartirá la cartilla moral del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, sino también le recordó al mandatario que estamos en un Estado laico y que ni la iglesia debe meterse en asuntos del gobierno ni al revés.

Alfonso Miranda, obispo auxiliar de Monterrey y secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), dijo que ellos tratan otros temas y que sus planes son diferentes.

“Nuestro trabajo, nuestros programas, nuestros planes, son diferentes (…) Estamos trabajando a nivel Iglesia de acuerdo al Proyecto Global de Pastoral, a las prioridades que tenemos actualmente: jóvenes, clero, migrantes, protección de menores”.

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Ello en respuesta a la propuesta del tabasqueño, quien encargó su distribución a más de 7 mil templos evangélicos, que mensualmente repartirán 10 mil ejemplares.

Tal acuerdo fue celebrado por el mandatario pese a que él se considera seguidor de Benito Juárez, principal impulsor de la separación Iglesia-Estado.

Con Miranda coincidió Mario Ángel Flores Ramos, rector de la Universidad Pontificia de México, quien en entrevista a ContraRéplica recordó que la propuesta de López Obrador es “peligrosa” por qué nadie sabe hacia dónde va esa estrategia.

“Una cosa es que las asociaciones religiosas, las iglesias tengan como una de sus principales tareas difundir valores que humanicen y otra es que sean portadores de una estrategia gubernamental que nadie sabe a ciencia cierta por dónde va”.

Incluso consideró que es riesgo por la inminente violación al Estado laico.

“Un paso riesgoso en el marco constitucional del Estado laico. Esta ya es una alteración. No quiero hablar de violación a las leyes, pero sí de una alteración de los márgenes de actuación, de colaboración en un Estado que no puede inmiscuirse en las actividades de las iglesias, ni ellas ser parte de las actividades de este”.