En mi columna del 11 de abril, “Aspiracionismo y lucha de clase”, anuncié varios temas que abordaríamos a la luz del cambio de paradigma que tendremos en 2024. También destacaba la necesidad de no ignorar valores como la solidaridad, la empatía, la compasión y la responsabilidad para el desarrollo integral de un país y advertía sobre el riesgo del aspiracionismo como un cáncer en la sociedad. Ahora vinculo estos temas con la definición de la clase media. Este grupo socioeconómico se ubica entre la clase alta y la clase baja y suele tener niveles de ingresos y educación más altos que la media de la población, pero no son lo suficientemente ricos como para ser considerados parte de la clase alta. La definición de clase media varía según el país y la región, y es importante tener en cuenta que definirla solo por sus ingresos es un error simplista, especialmente desde la perspectiva de las sociedades capitalistas.

La teoría marxista clásica divide las clases sociales en dos: la burguesía, que posee los medios de producción y se aprovecha de los trabajadores y el proletariado, que solo posee su fuerza de trabajo y vende su mano de obra a cambio de un salario sin quedarse con las ganancias de su labor. La clase media, también conocida como pequeña burguesía, no tiene un espacio claro en este marco conceptual, ya que no se incluyen a los trabajadores independientes que no poseen un medio de producción como los burgueses, ni tampoco venden su fuerza de trabajo a la burguesía.

Las clases medias pueden incluir a gerentes y administradores de la burguesía, que no son propietarios de lo que administran, así como capataces y vigilantes que controlan un medio de producción pero no se benefician de él. También hay trabajadores independientes, como los artesanos y comerciantes, que solo producen sus obras o comercializan mercancía y no se preocupan por la lucha de clases, no son explotados por la burguesía ni explotan al proletariado. Sin embargo, para Marx, la clase media no es importante ya que, según su teoría, estos artesanos y comerciantes están esperando ser dominados por la maquinaria de la industria y al final se verán obligados a unirse al proletariado.

Max Weber consideraba a la clase media como una categoría social intermedia que se encontraba entre la clase trabajadora y la clase alta. En su obra “La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo”, Weber define a la clase media como aquellos individuos que poseen habilidades especializadas y educación, y que obtienen sus ingresos principalmente a través del trabajo profesional o de la gestión empresarial. Según Weber, la clase media se caracteriza por su estilo de vida, que incluye un alto nivel de educación, cierta autonomía en el trabajo y la capacidad de acumular riqueza. Además, la clase media es vista como una clase social con aspiraciones de ascenso social y un deseo de mantener su estatus social.

Sin embargo, Weber también señaló que la clase media no es homogénea y puede estar compuesta por grupos muy diversos, como profesionales liberales, pequeños empresarios, artesanos y comerciantes. En este sentido, Weber destaca que es una categoría social compleja y heterogénea.

Por otro lado, los políticos y los partidos políticos están interesados en la clase media porque es un grupo demográfico importante que puede inclinar la balanza en las elecciones. Además, la clase media a menudo se ve como un grupo con aspiraciones de ascenso social, lo que significa que son más propensos a apoyar políticas y candidatos que promuevan la movilidad social. Los políticos también pueden usar la clase media como un barómetro de la salud económica del país, ya que su capacidad para gastar y consumir es un indicador importante del estado de la economía.

Sin embargo, como mencioné en mi columna anterior, el aspiracionismo puede ser un riesgo para la clase media. La idea de que el éxito individual se logra a través del trabajo duro y la educación es atractiva para muchos en la clase media, pero también puede llevar a una mentalidad de “yo primero” y una falta de solidaridad con los menos afortunados. Además, la creencia en el Estado como un árbitro neutral y democrático, aunque esté controlado por la burguesía, puede llevar a una falta de acción política efectiva en la lucha contra la desigualdad y la injusticia.

Por eso, las clases medias son un misterio, todos sabemos que existen, pero resultan casi imposibles de definir. Es confuso que la clase media más pobre apoye abiertamente a los empresarios y burgueses, o que algunos respalden las causas sociales mientras explotan a la clase obrera. Sin embargo, es precisamente la clase media la que equilibra la balanza en la lucha de clases. Su inclinación política cambiante impide que ninguna de las dos fuerzas dominantes prevalezca sobre la otra. De alguna manera, esta entidad indefinida que es la clase media permite una estabilidad en el orden social.

En conclusión, la clase media es una categoría social compleja y heterogénea, definida no solo por su posición económica, sino también por su estilo de vida, valores, educación y cultura. Los políticos y los partidos políticos están interesados en la clase media porque es un grupo demográfico importante que puede inclinar la balanza en las elecciones y es un indicador importante del estado de la economía. Sin embargo, es importante recordar que el aspiracionismo puede ser un riesgo para la clase media, y que la solidaridad, la empatía, la compasión y la responsabilidad son valores fundamentales para el desarrollo integral de un país.

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-Odorico Mora

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Odorico Mora es Doctor en Educación, Presidente del Capítulo Puebla de la Academia Mexicana de Derecho Informático y apasionado de la internacionalización y las lenguas extranjeras.