Por Ruby Soriano

Agazapados, de un lado presumiendo que el “gabinete paritario” es un gran logro de su gobierno. Y del otro lado anunciando un programa de relumbrón, que tras horas de ser presentado quedó exhibido como inoperante y ejemplo de un gran ridículo municipal frente a la indefensión en la que se mantienen las mujeres poblanas.

Los feminicidios deben estar en las agendas públicas permanentes, no sólo deben citarse como el conteo de cifras crudas que representa la muerte de más mujeres.

El hallazgo este fin de semana, del cadáver de Liliana Lozada de Jesús nuevamente levanta la indignación que hemos experimentado cientos de veces, tras conocer los desafortunados casos de muchas jóvenes mujeres y recientemente una niña que mueren con una reprobable violencia de género.

No basta sólo llevar el conteo de los feminicidios, urge justicia contra los agresores, pero también es imprescindible exigirle a los gobiernos hacer algo real para establecer medidas de prevención que puedan ayudar a cuidar la integridad de las mujeres que habitamos en esta entidad.

Hace unos días, el Ayuntamiento de Puebla encabezado por Eduardo Rivera presentó un programa para contener el acoso en el transporte público de la capital.

Me pregunto quién fue el inteligente que le diseñó la estrategia que se derrumbó tras sus primeras horas de haber sido presentado.

La línea habilitada para que las mujeres hagan sus denuncias, simplemente funciona hasta las 6 pm, lo que quiere decir que después de esa hora, que las mujeres se las arreglen como puedan.

Varias poblanas siguen en calidad de desaparecidas y lo que menos se desea es que todas ellas pasen a engrosar las filas de una estadística mortal.

Seguramente en los escritorios de Mónica Díaz de Rivera y Karina Romero Alcalá habrá mucho trabajo de lápiz y muy poco con la visión y acciones contundentes que exigen las poblanas frente a la innegable realidad de violencia.

Las áreas de mujeres en los gobiernos siguen confinadas a la famosa “capacitación” y de ahí poco se puede contemplar como logros, cuando no hay rumbo en una política de género estatal y en los órdenes municipales.

Las mujeres en el interior del estado están en una franca orfandad pues hasta ellas no llegan ni las dichosas capacitaciones o medidas de prevención para garantizar su seguridad en los caminos y carreteras por los que diariamente tiene que transitar.

Los feminicidios en Puebla deben ser llevados al reflector en los distintos órdenes sociales.

¿Me pregunto qué han hecho en el Congreso del Estado las llamadas diputadas feministas que se ufanan de defender los derechos de las mujeres?

No se trata de que presenten sus ya gastados puntitos de acuerdo.

Encaren las deficiencias de sus jefes políticos para hablar de una realidad que hoy nos invade de manera dolosa a las mujeres en esta Puebla de tanta violencia y muertes.

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