Estrella de Puebla, Teleférico, Museo Internacional Barroco, segundo piso de autopista, Agua de Puebla, Centro Integral de Desarrollo, Proyectos para Prestación de Servicios (PPS), Acuerdos de Asociaciones Público-Privadas (APP), Ciudad Modelo de Audi, hospitales inaugurados, abandonados y derruidos, deuda pública de cerca de 50 mil millones de pesos.

Si a lo anterior se suman los más de 250 espacios públicos que fueron invadidos por el azul morenovallista, ni duda cabe, revela un proyecto que duraría, lo menos, los 25 años de la deuda pública generada en 8 años en el  Estado.

Aún más, el huachicoleo, el asalto a trenes, la corrupción en verificentros, las notarias concedidas, linchamientos, feminicidios, inversiones millonarias en edificios gigantescos, se demuestra que el morenovallismo no era solamente un proyecto político.

Pillos, inversionistas, políticos, bandidaje, banqueros, grupos políticos del Estado de México, empresarios, formaban parte, también, del proyecto del extinto senador.

Por lo anterior, el trabajo de limpieza del nuevo gobierno de Miguel Barbosa no será una perita en dulce.

La revisión no solo es económica. 

Tiene que ver con toda una estructura de poder que se resiste a desaparecer.

Que intenta pasar desapercibida.

Que lanza señales pedorras para negociar.

Los retos que esa realidad poblana impone al gobierno de Miguel Barbosa imponen al gobernador firmeza y carácter. 

Es cuanto.

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