Puebla se ha convertido ya en un escenario de la política nacional.

Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal y el propio Andrés Manuel López Obrador han pisado tierra poblana en el ánimo de practicar la principal actividad que los seduce en estos tiempos: la política.

La sucesión presidencial se expresa en Puebla.

También la sucesión gubernamental.

Sin duda.

Y acá, en la tierra del camote y las chalupas, lleva mano Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta, quien en el ánimo de “cuidar” un proceso que le atañe, hace política, aunque lo niegue o lo refiera de otra manera y procede como corresponde al jefe de la comarca.

O como cree que le corresponde.

Pablo Gómez Álvarez, el responsable de la Unidad de Inteligencia Financiera ha hecho un extrañamiento público a Gilberto Higuera Bernal, Fiscal General de Puebla, porque no garantizó el resguardo y reserva de datos relacionados con la identidad de las personas, las operaciones en el sistema financiero, así como la naturaleza y fuente de la información proporcionada a esa fiscalía.

Tan sencillo y tan preocupante como que lo que hizo público Higuera Bernal, desde el punto de vista de Gómez Álvarez, puede constituir “un riesgo para la seguridad nacional”.

¿A quién obedece?

La disputa por conducir seis años a Puebla, ha puesto en riesgo la seguridad nacional.

¡Ah cabrón!

Son, sin duda, riesgos mayores.

Por lo pronto aquí, Luis Miguel Barbosa, Ignacio Mier, Alejandro Armenta, seguirán haciendo “política”, además de la chiquillada y los aspirantes nacionales.

 ¡¡Ay Morena de mis amores!!

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Luis Enrique Sanchez Fernández es periodista; ha escrito para impresos en papel, radio, televisión y portales digitales. Es universitario, historiador y cronista.