Lo escrito por los diarios The New York Times y El País abrieron un boquete abismal a la credibilidad trastocada del presidente Andrés Manuel López Obrador y trío de superpoderosos Covid-19 (Hugo López Gatell, Marcelo Ebrard y Zoé Robledo).

Desde hace semanas era ilógico lo que estábamos contabilizando en cifras, cuando las voces en los hospitales empezaron a narrar lo contario.

Es una realidad que para un régimen de izquierda que hoy gobierna por vez primera un país, resulte letal contabilizar de manera real y objetiva el impresionante número de contagios y muertes a razón del virus SARSCov2.

Algo no se nos dijo desde hace semanas, algo se omitió, algo se “suavizó” y algo más se intentó minimizar con la estridencia y egocentrismo de varios funcionarios que hoy pasan del protagonismo al señalamiento de encubrimiento.

No ha sido uno, han sido varios los reportajes documentados por medios de comunicación independientemente de los testimonios de personas que dan cuenta de la saturación en hospitales.

Ahí están los médicos, los soldados que están en el frente de guerra y son los que están dando una triple batalla, no sólo para cumplir con su trabajo en las condiciones ínfimas de seguridad, sino también para salvar vidas, dar un trato digno de acuerdo a las posibilidades e instrumental con el que cuentan en los hospitales, y finalmente para enfrentar la guerra interna de cifras con sus mandos inmediatos, donde reciben las instrucción de apaciguar el tema de las defunciones para que la cifra de decesos no resulte tan impactante como los 3 mil 465 muertos que México acumula.

Algo ha fallado y como en toda crítica o cuestionamiento al régimen de la Cuarta Transformación se recurre a la teoría del complot.

Y sin embargo, la realidad supera a la ficción, una vez que más allá de Claudio X. González, del New York Times, de El País y de los medios que se han sumado para cuestionar el manejo que el gobierno lópezobradorista está dando a las cifras de la Covid-19, están los testimonios de médicos, enfermeras, intendentes que ahí, dentro de los hospitales están viviendo minuto a minuto lo que muchos mexicanos ignoramos desde afuera, donde la cuarentena y la pandemia la vemos sólo con cubrebocas.

“Aplanar la curva” de un día para otro ya no es creíble, tampoco construir figuras marketeras de funcionarios taquilleros y muchos menos, los discursos demagógicos de un presidente ausente, solo, sentado en su escritorio de Palacio Nacional hablándole a un país desde su gran burbuja.

Con o sin medios de comunicación, las cifras Covid-19 son una bomba de tiempo que tarde o temprano develarán lo que ya es una realidad.

México no se merece ser un país donde la pandemia sanitaria se mida ideológicamente.

@rubysoriano
mediatikosconsulting@gmail.com
Facebook: Mediatikos Consulting