En una maratónica jornada, el Senado de Argentina votó en contra de la interrupción voluntaria del embarazo, en una maratónica discusión de 16 horas marcada por polémicas declaraciones y manifestaciones en las afueras del Congreso.

A pesar de que la propuesta logró aprobar la primera discusión por la Cámara de Diputados el pasado 14 de junio, la propuesta tuvo en el Senado 38 votos en contra, 31 a favor y dos abstenciones, informó la presidenta del parlamento, Gabriela Michetti.

Para convertirse en ley, la iniciativa necesitaba la ratificación del Senado.

Con el rechazo del Senado, las únicas posibilidades de realizarse un aborto en Argentina seguirán siendo cuando corra peligro la vida de la mujer o cuando el embarazo sea producto de una violación.

Frente a este escenario, la iniciativa legal no podría volver a ser abordada hasta el próximo periodo legislativo, o sea, hasta 2019. Con todo, varios medios argentinos advierten que el próximo año será electoral, por lo que lo más probable es que quede para el 2020, cuando el poder legislativo tenga una nueva composición.

La decisión fue recibida con alegría por los manifestantes que se oponían a la norma y que desde las primeras horas del miércoles coparon los alrededores del Congreso.

Entre los que apoyaban el sí, la reacción osciló entre la tristeza y la rabia. Algunos lanzaron piedras y quemaron basura, mientras la policía trataba de disolverlos con chorros de agua y gases lacrimógenos.

En varias ciudades de América Latina, como Ciudad de México, Quito, Lima, Rio de Janeiro y Santiago, grupos a favor de la legalización del aborto se manifestaron frente a representaciones diplomáticas de Argentina con el característico pañuelo verde de la campaña por el aborto legal.

Cabe recordar que en América Latina, el aborto solamente es legal en Cuba y Uruguay y en la Ciudad de México.