Juan Gerardo Sampedro

El día de ayer, vía electrónica y aprobado por el H. Consejo Universitario, la comunidad universitaria eligió, en un hecho histórico, a la primera rectora que habrá de conducir por los próximos cuatro años a una de las instituciones educativas más importantes del país. Conozco la historia de la universidad porque la he vivido y la he estudiado. Ingresé al entonces colegio de psicología que pertenecía a la Escuela de Filosofía y Letras durante el segundo periodo del rectorado del ingeniero Luis Rivera Terrazas. Su leyenda: “por una universidad democrática, crítica y popular” a la cual tenían ingreso los que menos tenían. Atrás habían quedado los enfrentamientos con el estado y el conciliador gobernador Alfredo Toxqui Fernández de Lara escuchaba aquella famosísima sentencia de Rivera Terrazas: “ningún partido estará por encima de la universidad, ni siquiera en el que yo milito”, se refería al PCM.

Llegarían tiempos violentos nuevamente cuando Alfonso Vélez Pliego concluyó su periodo. Luego llegó esa calma obediente que se ha mantenido y que hoy conocemos. Las universidades públicas son (verdad de Perogrullo) reflejo de las políticas del estado.

En su Quinta Columna del lunes veinte, Mario Alberto Mejía opina bien que la nueva conducción deberá actuar transparente y terminar con añejos vicios. La gente tiene esperanza.

Aunque no lo manifiesten —o sí sólo en los pasillos— siguen las inconformidades estudiantiles por los excesos de ciertos personajes que han tomado el control de unidades académicas o dependencias clave. Imponer a las consortes en las direcciones como proyectos venideros o eternizarse en puestos de dirección son parte de sus pobres expectativas. No saben hacer más.

¿Quiénes olvidan los pasillos de la FFyL invadidos por la policía y su entonces director permitiéndoles la entrada, ordenándoles que les pegaran “pero poquito” a unos cuantos estudiantes que se habían manifestado frente a Casa Aguayo por el aumento del pasaje? Ahí están las hemerotecas con la ignominia.

Ha sido evidente la desfachatez de estos grupos en la propia FFyL, en Radio BUAP y en la preparatoria Emiliano Zapata. Ojalá de verdad se logre dar un viraje para bien de todos.

Y es que la actividad porril sesentera han cambiado, hoy no tienen las armas que tuvieron, ni los grados académicos. Antes bastaba que fueran cancerberos del Nueva Era pero se han hecho de maestrías o doctorados patito y disparan, mienten sin reparo a través de las redes sociales. Para eso están bots del Twitter y otras herramientas.

Veamos las cosas al correr del tiempo, veamos los primeros nombramientos, eso marcará el nuevo rumbo.