Karen Jurado
Alrededor de 80 mil mujeres participaron en la marcha del 8 de marzo en la CDMX. Algunas realizaban pintas, mientras otras exigían justicia.
La marcha partió del Monumento a la Revolución a la 1 de la tarde y avanzaron hacia el Zócalo capitalino.
Al frente se encontraban familiares de víctimas de violencia y desaparecidas.
Durante la marcha, las manifestantes derribaron la protección instalada frente a la Catedral Metropolitana, por lo que policías cercaron el recinto y lanzaron gas pimienta para dispersar a las manifestantes.
Ellas exigían el retiro de los cuerpos de seguridad y tras el incidente desactivaron los equipos de sonido, por lo que los acusaron de censura e infiltrados en la manifestación.
Los colectivos feministas hicieron un pronunciamiento frente a Palacio Nacional exigiendo al gobierno federal frenar los feminicidios y desaparición de niñas y mujeres, garantizar recursos presupuestales en favor de las mujeres, igualdad en todos los ámbitos, así como el derecho a decidir sobre su cuerpo.
Reclamaron contra el gobierno que está más ocupado en insultarlas y justificarse que en implementar una política eficiente y eficaz que revierta la desigualdad causante de la violencia machista.
Alrededor de las 3:30 de la tarde arribaron al zócalo los familiares de las víctimas de feminicidio y desaparecidas, donde había un templete y los nombres de las víctimas.
En Bellas Artes se burlaron las vallas que lo protegían y trataron de tirarlas, mientras que otras mujeres llamaban a no recurrir a la violencia. Entre tanto, otros grupos realizaron pintas y quemaron la fachada de un edificio sobre avenida Juárez. Por lo que acudieron los bomberos para extinguir el fuego.
Entre las asistentes estuvieron la politóloga Denise Dresser y la activista Ixchel Cisneros.