Redacción PH

Con un incremento del 67 por ciento de homicidios respecto a 2019, México se convirtió en el segundo país con más asesinatos de personas defensoras del medio ambiente al reportar 30 casos, solo por debajo de Colombia que sumó 65.

Informó la organización Global Witness en un estudio publicado este lunes, destacando que el 2020 se convirtió en el año más mortífero para los líderes ambientales de todo el planeta, al contabilizarse 227 asesinatos, con un promedio de cuatro muertes por semana.

El reporte destaca que la pandemia pudo haber sido un factor en el incremento de los casos, pues hizo a los defensores un blanco fácil al tener que estar confinados en sus hogares.

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También en 2020 se detectó un aumento en las amenazas, más arrestos, campañas de desprestigio y criminalización bajo una retórica antiterrorista.

El informe mantiene a América Latina como la región más peligrosa del mundo para los ambientalistas, donde suceden 3 de cada 4 ataques en la región y contiene a 7 de los 10 países más afectados.

Sin embargo la alta incidencia documentada podría deberse a que los casos se pueden documentar con más facilidad, ya que “en otros continentes el acceso a la información es más limitado”.

También destaca América Latina por su fuerza en los movimientos indígenas que defienden a la sociedad civil, mismo que permiten una “defensa fuerte de los recursos”, pero también conlleva “enfrentamientos y asesinatos por esta oposición pacífica”.

El tercer país con más asesinatos de activistas es Filipinas con 29 casos seguido de Brasil con 20, Honduras con 17; República Democrática del Congo con 15; Guatemala con 13; Nicaragua con 12; Perú con seis; India con cuatro; Indonesia con tres y Suráfrica y Tailandia con 2 cada uno.

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Mientras que Uganda, Irak, Argentina, Costa Rica, Arabia Saudí, Sri Lanka, Nepal, Canadá y Kiribati, reportan un defensor asesinado por país.

En el 30 por ciento de los casos los asesinatos ocurrieron en zonas con proyectos de tala de árboles, represas hidroeléctricas, infraestructura, minería o agroindustria a gran escala, mientras que en 112 casos no se pudo establecer un vínculo claro.

La tala y la deforestación fueron los sectores con más ataques, con 23 muertes entre Brasil, Nicaragua, Perú y Filipinas y con un aumento muy importante en México, con nueve casos.