En el marco del Día Mundial de la Libertad de Prensa, es necesario no olvidar que en los últimos 18 años, 112 periodistas han sido asesinados, y en 2017 México se convirtió en el segundo país más mortífero para la prensa, de los cuales el 99.6 por ciento siguen impunes.

La situación no es exclusiva de México, sorprendente cada día crecen más los casos de violencia contra periodistas en el mundo, al grado que 2017 se colocó como el año con los peores ataques sufridos por profesionales de los medios en el último año

En México, los periodistas que más están en riesgo son aquellos que cubren “temas relacionados con la corrupción de las autoridades, sobre todo a nivel local, o que tienen que ver con el crimen organizado padecen intimidaciones, agresiones o pueden incluso ser asesinados a sangre fría”, indicó Emmanuel Colombié, director para América Latina de Reporteros Sin Fronteras (RSF).

Uno de los casos más estrepitosos fue el de Javier Valdez Cárdenas, cronista del semanario Ríodoce, colaborador de la agencia AFP en el estado de Sinaloa y reportero del diario La Jornada, asesinado el 15 de mayo de 2017 en la ciudad de Culiacán.

“A los periodistas mexicanos valientes y dignos, exiliados, escondidos, desaparecidos, asesinados, golpeados, atemorizados y pariendo historias, a pesar de la censura y los cañones oscuros”, fue la dedicatoria que escribió Javier Valdez en su último libro “Narcoperiodismo”.

Su asesinato llegó 54 días después del de Miroslava Breach Velducea, periodista de Chihuahua, a quién en redes sociales Javier Valdez dedicó algunas palabras.

“La mataron por lengua larga. Que nos maten a todos, si esa es la condena de muerte por reportear este infierno. No al silencio”.

Miroslava Breach fue asesinada afuera de su domicilio el 23 de marzo de 2017. Un año antes publicó una nota titulada “Impone el crimen organizado candidatos a ediles en Chihuahua”, sobre la presunta relación entre algunos candidatos a presidencias municipales y narcotraficantes, quien en varias ocasiones defendió su trabajo al asegurar que “el silencio es complicidad y eso es lo que ha generado todo este desmadre”.

“Diles que para qué se hacen tontos: Miroslava Breach Velducea no va a revelar fuentes de información, así que, por favor, digan quién es y que me echen a mí (la responsabilidad). Yo por eso firmé la nota porque yo sí tengo ovarios y porque sabía cómo están las cosas”.

Otra víctima de la violencia fue Cándido Ríos, acribillado el 22 de agosto en el municipio Hueyapan de Ocampo, en Veracruz.

Cándido fue asesinado a pesar de estar bajo la tutela del gobierno federal a través del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, al cual ingresó desde 2013, tras haber denunciado amenazas de Gaspar Gómez Jiménez, ex alcalde de dicho municipio.

“No nos callan. Nuestras armas no disparan balas, disparan verdades”, decía el reportero.

En tanto, a la fecha organismos de protección a periodistas han documentado 507 agresiones y por lo menos 11 desplazados por protección.

Tampoco hay que olvidar a los desaparecidos, que de 2003 a la fecha se registraron los casos de 24 periodistas.

“Cada vez más jefes de Estado electos democráticamente ven a la prensa como un adversario”, advirtió RSF en su Ranking Mundial de la Libertad de Prensa 2018.

Tan sólo en México, expertos han advertido el alto porcentaje de impunidad en los homicidios de periodistas, se debe a que en el 48 por ciento de los casos los responsables son funcionarios públicos de los tres niveles de gobierno y líderes de la delincuencia organizada, sobre todo en estados del norte como Sinaloa y Chihuahua.