El proceso de sucesión en el gobierno de Puebla lo abrió Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta. No hay duda. El 4 de julio de este año soltó el balazo y empezaron los arrancones.

“Ni lentos, ni perezosos”, el 5 de julio, Sergio Salomón Céspedes, líder del Congreso local y Gabriel Juan Manuel Biestro Medinilla, secretario del Trabajo anunciaron su querencia y aspiración. “Aspiran” a ser gobernador.

El 6 de julio, Melitón Lozano Pérez y Olivia Salomón Vivaldo, aceitaron la maquina, recibieron el beneplácito y se  sumaron a los “aspirantes”.

El Señor Gobernador fue quien invitó a estos miembros de su gabinete a “autodestaparse”. No son motu proprio, aspirantes a gobernar a Puebla.

No saben, no conocen, las reglas de este juego. Solo una persona las conoce: Quien dio el balazo de salida.

Quien aspire y no cuente con su beneplácito no compite. Es su enemigo, tiene cola que le pisen aunque no esté confirmado cuan larga la tiene. Quien entre a inclinar la balanza pierde su amistad. Quien logre reunir a más de 40 integrantes de su porra, aunque sean de gran peso nacional, solo “…son como un circo donde participan payasos y enanos…”.

¿Quién decidirá quien será el candidato de Morena en Puebla?

Se ha dicho que el Señor Presidente, que una encuesta, que el pueblo.

No hay duda, Morena Puebla representa el retorno al pasado.

Que decepción.

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Luis Enrique Sanchez Fernández es periodista; ha escrito para impresos en papel, radio, televisión y portales digitales. Es universitario, historiador y cronista.