Redacción PH

Javier Marías, una de las figuras más relevante de la literatura española del siglo XX, falleció en Madrid a los 70 años, dejando como legado un veintena de obras que se ha publicado en más de 60 países.

El también académico, articulista, traductor, profesor y selecto editor nacido en 1951 sufría una afección pulmonar que lo mantuvo hospitalizado desde mediados de agosto.

Su primera novela Los dominios del lobo, la publicó con solo 19 años en 1971, comenzando así una carrera que a lo largo de su vida lo llevó a vendee casi 9 millones de ejemplares de sus distintas obras.

A Los dominios del Lobo le siguieron Travesías del horizonte (1972), El monarca del tiempo, El siglo (1983), El hombre sentimental, galardonada con el Premio Herralde en 2000 y con el Ennio Flaiano, o Todas las almas, Premio Ciudad de Barcelona y finalista del Médicis. Pero la consagración llegó con Corazón tan blanco (1993), considerada por algunos críticos como una obra maestra y convertida en un clásico contemporáneo.

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Con Negra espalda del tiempo, los tres volúmenes de Tu rostro mañana (Fiebre y lanza, Baile y sueño y Veneno y sombra y adiós), Los enamoramientos , Así empieza lo malo, Berta Isla y Tomás Nevinson fueron las siguientes novelas de este escritor, que experimentó con el concepto de novela, bordeó límites e introdujo reflexiones que mezclaba con la trama y con el juego del tiempo.

Marías es Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid, especializado en filología inglesa, y ejerció la docencia como profesor de literatura española en la Universidad de Oxford en Reino Unido y en el Wellesley College de Estados Unidos, y como profesor de Teoría de la Traducción en el Instituto de Lenguas Modernas y Traductores de la Universidad Complutense.

Tradujo además a importantes autores anglosajones como: Thomas Hardy, Joseph Conrad, Laurence Sterne, Yeats, Robert L. Stevenson y Thomas Browne.

Desde 2008 formó parte de la Real Academia Española (RAE) como académico y sobre la época actual en la que existe un gran volumen de novelas publicadas el escritor consideraba que eran “novelas superficiales, con tontunas” de las que decía que había muchas: “parece que, solo con saber leer y escribir, cualquiera puede ser novelista”.

Desde su perspectiva la época actual enfrenta una “desustancialización” de la gente, “de una superficialidad que tiene que ver con las prisas y una falta de atención que empieza a ser endémica”.