Me entero, que de acuerdo a cifras proporcionadas por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (Sesnsp), Puebla se distingue a nivel nacional por la trata de mujeres. Ocupa el quinto lugar en México.

Para el organismo, la trata de mujeres es la esclavitud laboral, mental, reproductiva, sexual, trabajos forzados, a que son sometidas en contra de su voluntad.

Una versión de la esclavitud femenina en pleno siglo XXI.

El maltrato y el olvido. El primero por parte de sus explotadores; el segundo por parte de las autoridades.

Hispanics in Philanthropy (HP), organización sin fines de lucro fundada en 1983 en Oakland, California, en su informe “Trata de personas en México”, ha publicado que Puebla es parte de una zona, un corredor nacional, en el cual las mujeres son incorporadas por la fuerza a un sistema que las explotará y que serán colocadas en diferentes partes del país para vender sus capacidades o las actividades que por sus explotadores, son obligadas a ejercer.

Más allá de estudios nacionales o internacionales, basta dar un paseo por la zona del centro de la ciudad, de la Avenida Reforma hacia el norte y hasta la 18 o 20 Oriente- Poniente, y de la 11 Norte hasta el Bulevar 5 de Mayo, a cualquier hora, para darse cuenta que mujeres están a disposición de quienes las quieran comprar para prácticas sexuales.

Vigiladas por sus explotadores, son obligadas a ejercer sin su consentimiento.

Gobiernos municipales del PAN, PRI o Morena, no han combatido a esa red tan visible y notable como cualquier puesto de pescado, mariscos, venta de ropa, fruta o cualquier otro servicio.

Las actividades son permitidas. Con el conocimiento, convencimiento y confabulación de autoridades.

Y nadie hace algo por combatirlo.

¿Hasta cuándo?

Esperemos.

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Luis Enrique Sanchez Fernández es periodista; ha escrito para impresos en papel, radio, televisión y portales digitales. Es universitario, historiador y cronista.