Las clases, la lucha de clases…
Sin duda, pero se trata de una clasificación
por colores, por alturas. Abran sus seres.
La verdadera jerarquía se hará
a partir del placer de vivir.
Esto daría muchas sorpresas.
Remy de Gourmont
Aforismos

“Es la época de las mujeres … y hay que incorporarse a su lucha …” Me comentó un amigo sabio cuyo nombre me guardo en la chistera. Es la moda.

Es difícil.

¿Cuáles son sus derechos? ¿Cuáles sus demandas?
Han ido cambiando con el tiempo y su actualización requiere permanente atención.

En 1857, un 8 de marzo, alrededor de 20 mil mujeres exigieron en Nueva York mejores condiciones de trabajo. Una de sus principales demandas, sino la más importante, era tiempo para amamantar a sus pequeños hijos. Con el curso de los años, se ha matizado el hecho de que en aquel año también se exigió igualdad de derechos con los hombres. Dicen.

Antes, en 1848 se lleva a efecto la primera convención nacional por los derechos de la mujer; también en Estados Unidos.

Fechas, hay varias, muchas, en 1908, por ejemplo, en Nueva York, una de las cunas importantes de la importancia de la mujer, más de 15 mil mujeres hicieron manifestación para exigir menos horas de trabajo, mayor participación en la vida social, incremento de salarios y el derecho al voto.

Las limitaciones al accionar femenino eran demasiadas. Sí había discriminación. Impedidas para votar, negación para estudios universitarios, impedimento para tener una cuenta bancaria, maltrato patronal, menores salarios, ninguneo social, menosprecio profesional. Herencias todas de sistemas sociales con temores fundados a la capacidad y solvencia física e intelectual de las mujeres.

Las exigencias han ido cambiando conforme el tiempo avanza.
Sus lucha y expresiones de descontento también han variado.
O se han matizado.

No puedo estar de acuerdo en la práctica de la violencia y la destrucción de sitios, espacios y recursos públicos que deterioran o afectan al resto de la sociedad para conseguir reconocimientos o legitimación a sus derechos.

La lucha es, sí, contra el poder y sus estructuras, contra reductos e “instituciones” que limitan u obstaculizan los aportes de mujeres al desarrollo social.

Si a la igualdad.

No a la discriminación cualquiera que sea el sexo.

Si al reconocimiento, a la igualdad de derechos y a mejores condiciones de desarrollo y laborales de los seres humanos.

Cualquiera que sea el sexo.

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Luis Enrique Sanchez Fernández es periodista; ha escrito para impresos en papel, radio, televisión y portales digitales. Es universitario, historiador y cronista.