De libros y más

Los festivales escolares del 10 de mayo son una de las tradiciones mexicanas más arraigadas y fascinantes que existen; en ellos, las mamás son homenajeadas con bailes, tablas gimnásticas, recitales, poesía coral, obras de teatro y todo aquello que surja de la imaginación de esforzados profesores y de afanosos niños.

Sin duda, uno de los capítulos más destacados de estas celebraciones, es el dedicado a la poesía; así, entre los versos de Guillermo Aguirre y Fierro, Salvador Díaz Mirón y hasta Manuel Acuña, los pequeños hacen su mejor esfuerzo, mientras declaman a voz en cuello: ¡Por mi madre bohemios!, o “Mamá soy Paquito, no haré travesuras” y, a veces, el sorprendente “…en medio de nosotros, ¡mi madre como un Dios!”.

Así, que para honrar la tradición poética de las celebraciones del 10 de mayo, y como regalo por el día de las madres, nada más adecuado que hablar de la obra de la extraordinaria poeta uruguaya, Ida Vitale.

Nacida en 1923, en Montevideo, Uruguay, Ida, recibió una educación fuera de serie; ella ha comentado que, en su casa, sus padres – amantes de la información y la literatura – recibían varios periódicos al día, – dos en la mañana y dos en la tarde- por lo que, desde niña, se hizo aficionada a leer la sección cultural de los diarios, naciendo entoces, su amor por las letras. Destacó como estudiante, llegando a dominar varios idiomas, cursó la carrera de Humanidades y durante muchos años ejerció como profesora de literatura; dirigió la página literaria del diario Época, las revistas Clinamen y Maldoror. Ida Vitale, desde muy joven, perteneció a la élite cultural de su país; pero en 1973, se impuso la dictadura en Uruguay y la represión hacia los enemigos del régimen cada día aumentaba, hasta que un año más tarde, la policía se presentó en casa de la escritora para detener a su hija. Fue entonces, que Ida y su familia se vieron obligados a exiliarse y encontraron refugio en México; es de mencionar que la poeta, siempre expresa una enorme gratitud y reconocimiento para nuestro país y hacia los amigos que la apoyaron en esos años.

Durante su exilio, Ida Vitale publicó numerosas obras, trabajó con Octavio Paz en la revista Vuelta, colaboró en la fundación del periódico Unomásuno y continuó en la enseñanza, ahora en el Colegio de México.

«La palabra infinito es infinita,

la palabra misterio es misteriosa.

Ambas son infinitas, misteriosas.

Sílaba a sílaba intentas convocarlas

sin que una luz anuncie su dominio,

una sombra señale a qué distancia de ellas

está la opacidad en que te mueves.

Van a algún punto del resplandor y anidan,

cuando las dejas libres en el aire,

esperando que un ala inexplicable

te lleve hasta su vuelo.

¿Es más que su sabor el gusto de la vida?»

El nombre de Ida Vitale, es un referente en la poesía, pero también ha destacado en todos los géneros literarios en los que ha incursionado. La lista de los reconocimientos que ha recibido es inmensa; destacando los premios Reina Sofía; Cervantes -considerado el máximo galardón de las letras castellanas- y el otorgado por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. El gobierno francés la nombró Commandeur de la Orden des Arts et des Lettres, y es Doctora Honoris Causa, por la Universidad de Montevideo.

¿Qué es lo que hace extraordinaria a esta escritora uruguaya?, probablemente, la respuesta se encuentra en el equilibrio exacto que tienen sus obras, ya que conjuntan delicadeza y fuerza, pero hay una constante que destaca en sus textos: el humor. En diversas ocasiones, Ida, ha mencionado que los poetas de su juventud escribían en un tono casi sacramental y ella, ha optado por lo contrario, ha aligerado el lenguaje, dando como resultado una poesía que se desliza con una suavidad inaudita, hasta encontrar acomodo en el centro mismo del alma del lector. Sus creaciones son elegantes, sublimes y con una pizca de irreverencia que las hace encantadoras.

«Sí, no vayamos más lejos

quedemos junto al pájaro humilde

que tiene nido entre la buganvilia

y de cerca vigila.

Más allá sé que empieza lo sórdido,

la codicia, el estrago.»

En 2019, la escritora fue incluida por la BBC en su lista anual de 100 mujeres más inspiradoras, influyentes e innovadoras del mundo, actualmente radica en Montevideo, y a sus 97 años de edad, continúa escribiendo; su sentido del humor, inteligencia y creatividad siguen intactos, así que todos sus lectores esperamos que muy pronto se publique su nuevo libro, que, por cierto, es una novela.

La obra de Ida Vitale alcanza la perfección en el fino arte de la poesía; destacan sus libros: La luz de esta memoria, Sueños de la constancia, Jardines imaginarios y Reducción del infinito. En 2017, bajo el sello de Tusquets, se publicó una excelente selección de sus poemas, que no solo son recomendables, sino necesarios para alimentar el alma.

«Por años, disfrutar del error

y de enmienda,

haber podido hablar, caminar libre,

no existir mutilada,

no entrar o sí en iglesias,

ser en la noche un ser como el día.

 

No ser casada en un negocio,

medida en cabras,

sufrir gobiernos de parientes

o legal lapidación.

 

No desfilar ya nunca

y no admitir palabras

que pongan en la sangre

limaduras de hierro.

 

Descubrir por ti misma

otro ser no previsto

en el puente de la mirada.

 

Ser humano y mujer, ni más ni menos.»

Adriana Hernández Morales

Autor: Ida Vitale

Título: Poesía Reunida de Ida Vitale

Editorial: Tusquets

(También disponible en formato electrónico)

Mi correo: adrianahernandez1924@gmail.com


Adriana Hernández, es miembro del Club Nacional de Lectura Las Aureolas, club fundado por Alejandro Aura en 1995. Es además una mujer comprometida con las causas sociales, abogada de profesión y lectora por vocación.