Son muchos los rostros de políticos que arrepentidos regresan al redil de sus antiguas militancias con el argumento desgastado de “creer en los famosos principios de partido”.

Esos principios los olvidaron cuando los invadió el oportunismo y la ambición de conseguir “hueso” con los que hasta ese entonces habían sido sus opositores.

El fenómeno de la reconversión y las “neo” militancias son los sellos que inundan actualmente a los partidos políticos, cuyas convicciones están más que resquebrajadas por la ambición de poder llegar, conseguir, pactar y amarrar.

El reciclaje de políticos recobra una mayor movilidad en tiempos donde hay una clara ausencia de confianza ciudadana hacia quienes son representantes populares.

Los partidos políticos abrieron sus puertas de par en par para recibir y aglutinar lo que se presente, en aras de negociar apoyos hacia sus cúpulas o principales grupos de poder.

Los ejemplos abundan cuando se trata de empezar a buscar quedarse con alguna de las candidaturas que estarán en juego para el próximo proceso electoral 2021.

Ejemplos en Puebla nos sobran. Ahí tenemos la reaparición de “Zavalita” (Javier López Zavala) quien orgulloso y como hijo pródigo regresa al redil tricolor, presumiendo su foto con el “encargado de despacho del PRI”, perdón, con su Presidente Estatal, Néstor Camarillo.

A Zavala se le recuerda en los mítines de campaña del Gobernador Barbosa. A menos que lo hayan regresado al PRI para jalar los hilos a favor del mandatario estatal.

En el PAN a varios de los santones se les revolvió el estómago al ver el regreso del pequeño hijo pródigo, que según dice, nunca despintó su pequeño corazoncito de azul.

Y es que Marcelo García Almaguer con el cinismo que da la amnesia fingida, ahora revira y asegura que su reingreso es por puritito y legítimo amor panista, cuando varios saben que se le cayeron acuerdos en Morena y en Movimiento Ciudadano.

Y qué decir del oportunista de Julio Lorenzini cuando en sus mítines cholultecas blasfemaba contra Morena pero ahora hasta luce su foto con Mario Delgado, Presidente Nacional de ese partido.

El calibre de las conversaciones se da de acuerdo a las necesidades o ambiciones.

Ahí tenemos a dos pececillos de menor calibre pero que en dupla van convirtiéndose de acuerdo a sus pretensiones: Graciela Palomares y Luis Tiffaine, quienes primero al calor del PRI sacaron diputación federal y asesoría. Luego convencidos de pactar, vendieron caro su amor con quien se dejó, hasta tenerlos como rémoras del oportunismo juvenil en Movimiento Ciudadano, un partido que se está llenando de políticos ensamblados, muy lejos de ser justamente ciudadanos.

La lista se engrosará en las próximas semanas, donde seguramente veremos más renuncias, adhesiones y retornos de lo que hoy ya es una nueva especie política: Políticos “PET”, reciclados y listos para brincar a cualquier partido que les ofrezca la subsistencia sexenal.

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