Puebla sacudió sus cimientos de expresión, protesta y denuncia con aquellos que mueven aguas y hoy generan reacciones que provocan el escozor de un gobierno metido en su involución dogmática.

Mujeres y jóvenes divergentes y convergentes en sus denuncias develaron el nuevo rostro de una Puebla convulsa en la inconformidad, violencia e impunidad que no termina con las promesas o con los discursos que ya no convencen ni calman el desaliento de una sociedad volcada a exigir hechos y no palabrerías.

Los jóvenes poblanos seguirán por mucho tiempo siendo un referente de unidad, organización, entrega y convocatoria en una movilización que ya es histórica por el poder de convocatoria y la pulcritud con la que exhibieron la fuerza de sus voces.

En tanto las mujeres poblanas hicieron lo propio al marchar con ese grito que ya no se ahoga en soledad de guardar las consignas.

Después de estas grandes expresiones de denuncias y hartazgo, lo que sigue es pedirle a una sociedad movida y alentada por jóvenes y mujeres que no ahoguen sus voces en esa cotidianidad que nos gana y nos lleva a olvidar de lo que somos capaces a la hora de movilizarnos.

Los universitarios tienen en sus manos el poder de una gran convocatoria para mantener vivo el fuego que convoca y empuja las re-evoluciones de quienes deben gobernar conscientes de los nuevos escenarios.

En tanto las mujeres van replicando sus voces de denuncia y valentía para construir los nuevos frentes que están exhibiendo la ignorancia de gobiernos que tarde o temprano les volverán a pedir sus votos.

Hoy un grupo de mujeres poblanas militantes de diversos partidos hicieron posible dirimir diferencias y vencer rivalidades para sentarse en una misma mesa y presentar un decálogo para la erradicación de la violencia de género.

Más allá de sus partidos lograron evidenciar que hoy un tema tan sensible y de emergencia nacional como la violencia y muerte de mujeres, se ha politizado pasando por la división de las mismas mujeres que están en la política y que por ser del partido del presidente (Morena) o bien aliados del mismo (PVEM) ignoraron el llamado.

Tras estas expresiones de Mujeres y Jóvenes queda claro pedir que no se apaguen las voces, por el contrario, que se repliquen los acuerdos y que aliente esta participación que despertó para dejar en claro que hoy los gobiernos están frente a uno de sus más peligrosos retos: Convencer que están para acatar mandatos y no para imponer caprichos.

@rubysoriano
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