Y después de dos meses de haber permanecido en la congeladora virulenta de la pandemia desatada por el Covid-19, se regresa a una actividad etiquetada como “La Nueva Normalidad”.

A pesar de las cifras escalofriantes de contagios y muertes a nivel nacional y estatal, nos queda claro, que las estrategias en el manejo de la pandemia no resultaron con los pronósticos previstos.

Mañana si bien se anunció inicia de manera “escalonada” el retorno a una nueva normalidad, lo cierto es que el golpe económico aceleró las prisas en diferentes sectores donde ya es prácticamente imposible seguir guardando confinamiento cuando los gastos siguen adelante.

En Puebla nos quedó claro que la llamada estrategia en el manejo de esta pandemia sanitaria fue desastrosa.

Inicialmente tuvimos las ocurrentes declaraciones del gobernador Miguel Barbosa que iniciaron restándole importancia a la pandemia, para luego recular y aplicar mano dura con medidas como el “hoy no circula” que no aminoraron la movilidad.

Desde este fin de semana, las calles del Centro Histórico en Puebla lucieron con la acostumbrada movilidad de los fines de semana.

Algunos con cubre bocas y otros sin protección se dieron de alta para regresar a las calles, a mirar aparadores de zapaterías, tiendas de bisutería y un gran número de comercios que sin estar dentro del giro de no indispensables, retornaron a la actividad sin  Sana Distancia.

Los mercados, tianguis y áreas comerciales en colonias y juntas auxiliares regresaron a la actividad dominical esperando reactivar la venta que los dejó en la lona durante las semanas de inactividad.

Recuperarnos de los golpes económicos no será sencillo y demandará resistencia no sólo de las grandes empresas, sino también de los negocios que desde la microeconomía tendrán que ser ingeniosos y cautelosos para regresar a esa nueva normalidad que aún abre muchas interrogantes para pronosticar o vaticinar cuántos negocios podrán sobrevivir, cuántos más se declararán insolventes y cómo nos golpeará a todos la oleada de desempleo que incrementará el comercio informal y riesgosamente la inseguridad.

La nueva normalidad también se notará en el comportamiento de una ciudadanía que tras un confinamiento regresa para encontrar nuevos escenarios en sus entornos personales. Algunos con trabajo, otros a buscar nuevas ofertas y otros más a desafiar la forma de sobrevivir.

Son los nuevos tiempos post Covid19 que se sienten en el ánimo de la gente, en un país muy confrontado donde es más fácil diferir que coincidir.

Habrá que hacer cientos de operaciones cicatrices entre gobiernos y ciudadanos para retomar acuerdos, acciones, estrategias y dinámicas que ayuden a reactivar una economía lastimada, contagiada pero sobre todo una credibilidad hacia los gobiernos duramente desgastada.

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