Redacción

Aparte de allanar el camino para la posible permanencia de Vladimir Putin en el poder más allá de 2024, la nueva redacción de la Constitución rusa aprobó la inclusión de Dios en la constitución, asimismo, se determinó que el matrimonio sólo sea heterosexual.

La inclusión y la prohibición forma parte de las 206 enmiendas relacionadas con políticas públicas y sociales.

Otra de las modificaciones en la Carta Magna destaca la indexación anual de las pensiones de los rusos, la prohibición de ceder territorio a otros países o la prevalencia de la ley fundamental sobre el derecho internacional.

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Aunque algún sector se mostró de acuerdo, la oposición liderada por Kremlin Alexéi Navalni convocó a los disidentes de las reformas a manifestarse en las elecciones de septiembre.

Estas reformas constitucionales obtuvieron un apoyo del 77 punto noventa y dos por ciento, según la Comisión Electoral Central.

Asimismo, afirmó que un 21 punto veintisiete por ciento se mostró en contra de estas reformas. Sin embargo, la Comisión puntualizó que el índice de participación fue de 64 punto 99 por ciento de al menos 109 millones de ciudadanos que pueden votar.

En lo que ha sido descrito como una ocasión histórica, pues más de la mitad de los electores votaron en estas elecciones adelantadas, se estima que al menos 50 millones de personas acudieron a las urnas en la primera semana de la jornada electoral. Tanto ciudadanos como funcionarios públicos calificaron esta situación como un momento propicio para cometer fraude.

Durante las votaciones se registraron bastantes irregularidades, en concreto 893 denuncias por parte de ciudadanos y funcionarios públicos. Sin embargo, las autoridades declararon que ninguna de estas irregularidades afectó los resultados electorales.

Hasta el momento se desconocen las posibles consecuencias tras la inclusión de Dios en la constitución. No obstante, la ilegalidad que supone el matrimonio homoparental revela que la moral y costumbres conservadoras podrían imperar en las políticas públicas.