La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) dejó sin efecto sentencia impuesta a la periodista Carmen Aristegui por el prólogo que escribió para el libro “La Casa Blanca”.

En un primer momento la sentencia había sido parcialmente favorable a Joaquín Vargas, propietario de MVS, al ponderar que las opiniones de la comunicadora vertidas en el texto demandado no son ofensivas ni implican un menosprecio personal del dueño de MVS.

En un comunicado de prensa laSCJN informó que la resolución de un tribunal que exige a la periodista probar las expresiones contenidas en el texto no es congruente con los criterios establecidos por la Primera Sala de la SCJN sobre la libertad de expresión. En consecuencia, según la propia Primera Sala, tales expresiones no constituyen un delito.

“La doctrina jurisprudencial sobre este tema sostiene que en el caso de opiniones que impacten en el interés público se puede justificar que la libertad de expresión prevalezca frente a los derechos de la personalidad de los involucrados, toda vez que el debate en estos temas debe ser desinhibido, robusto y abierto. En este sentido, las expresiones pueden incluir ataques vehementes, cáusticos y mordaces sobre personajes públicos; excluyendo de protección constitucional las expresiones absolutamente vejatorias, ofensivas u oprobiosas que conllevan a un menosprecio personal o una vejación injustificada”.

Por ello la Primera Sala revocó la resolución para que el Tribunal Colegiado emita otra en la que se atiendan los lineamientos establecidos por la Suprema Corte.

La historia

Fue en 2015 cuando el empresario Joaquín Vargas demandó a la periodista por daño moral a él y su familia por el prólogo publicado en el libro, que trata sobre cómo un equipo de reporteros encabezados por Aristegui investigó la residencia del entonces presidente, Enrique Peña Nieto, y de su entonces esposa, Angélica Rivera, la cual fue comprada a un contratista del gobierno.

Tras la publicación de ese reportaje, MVS decidió terminar el contrato que tenía con Aristegui, un episodio que ella retoma en el prólogo.

“¿Que fue de Joaquín… Vargas en 2015, ahora con un gobierno del PRI? Haciendo de un lado la biografía, prestigio y compromisos, aceptaron el papel de instrumento para asestar la puñalada con cobardía…

Personalmente lamento el derrumbe de moral de Joaquín Vargas y de su familia”, escribió en el prólogo.

Al libro le siguieron una serie de polémicas y declaraciones que concluyeron en un tribunal de la Ciudad de México que declaró a Aristegui culpable del delito de daño moral contra la familia Vargas, sentencia que fue ratificada por un juez de amparo y posteriormente por un tribunal colegiado.

La demanda exigía a la editorial Penguin Random House destruir los ejemplares del libro que se encuentran en circulación y editar un nuevo prólogo sin los párrafos que hacen referencia a los Vargas, fallo que fue apelado por Aristegui y su defensa quienes llevaron el caso hasta la SCJN.