Por Bilhá Calderón

En medio de una violenta represión de la gendarmería israelí, se llevó a cabo este viernes el funeral de la periodista palestina-americana Shireen Abu Akleh, de 51 años, quien murió el miércoles a causa de un disparo en la cabeza, cuando reportaba en el norte de Cisjordania, Palestina.

El cortejo fúnebre de la reportera se vio empañado por enfrentamientos con las fuerzas policiales israelíes, que utilizaron granadas de aturdimiento contra una multitud en Sheikh Jarrah, en el este de Jerusalem, alegando que los dolientes habían arrojado piedras y objetos a la policía. Las imágenes del funeral muestran la salida caótica del ataúd del hospital Francés, rodeado de dolientes, que cargaban el cuerpo hacia su lugar final de reposo, en el cementerio cristiano en Monte Zion, a las afueras de la Ciudad Vieja.

Durante tres días, miles de palestinos han salido a las calles y han acompañado el cuerpo de la periodista, lo que hace que este funeral sea uno de los más largos y grandes de la historia contemporánea palestina, notando especialmente que no es para un líder político ni militar, sino para una periodista que la gente reconocía y respetaba.

El día de su asesinato, la corresponsal del canal de noticias Al Jazeera cubría una redada de de las Fuerzas de Defensa Israelí (FDI) en la ciudad de Jenin, al norte de Cisjordania, cuando fue blanco de un disparo directo a la cabeza.

Tanto autoridades israelíes como palestinas se han culpado mutuamente por la muerte de la corresponsal, quien, a pesar de vestir el chaleco y el casco distintivo de la prensa, fue atacada.

De acuerdo a los reportes de Al Jazeera, la reportera se encontraba en grupo con otros periodistas, en un espacio desde donde se podía ver claramente a los soldados israelíes al mismo tiempo que podían ser identificados ellos mismos como prensa por los militares, quienes se encontraban aproximadamente a 150 metros. Los disparos, declararon los periodistas, provenían de un francotirador quien tiró específica y repetidamente hacia donde estaba la prensa, y donde, ellos aseguran, no había presencia de palestinos armados.

Dos periodistas recibieron disparos. Abu Kaleh fue trasladada en estado crítico al hospital junto a su colega Ali al-Samoudi quien también resultó herido por la espalda. Ya en el hospital Abu Kaleh fue declarada muerta poco después de las 7am de hora local, mientras que su colega sobrevivió y se encuentra hospitalizado pero estable.

El jefe del departamento de medicina de la Universidad al-Najah en Nablus confirmó que Abu Akleh recibió un disparo en la cabeza que causó su muerte. Dijo además, que su cuerpo fue sometido a una autopsia por órden de la fiscalía.

Desde hace semanas, las tensiones han aumentado entre Israel y Cisjordania. Las fuerzas israelíes han irrumpido con frecuencia en la ciudad de Jenin, que ha visto numerosos disturbios después de que se supo que los sospechosos acusados de participar en los recientes asesinatos de israelíes en Tel Aviv eran de Jenin, lo que ha llevado a que la ciudad se convierta en el principal objetivo de las redadas de arresto israelíes.

Durante este periodo de redadas en Jenin, estas han provocado frecuentes enfrentamientos entre palestinos y soldados en el área, lo que ha elevado a 42 el número de palestinos muertos por las fuerzas israelíes o civiles armados en lo que va del año. A la vez que dieciocho israelíes, incluidos tres policías y un guardia de seguridad, han muerto en ataques palestinos tanto en Israel como en Cisjordania desde marzo.

Las fuentes militares israelíes aseveran que durante la incursión en Jenin de la mañana del miércoles, cuyo objetivo era la aprehensión de “sospechosos de terrorismo”, los militantes palestinos “abrieron fuego” contra el ejército arrojando explosivos, antes de que los soldados respondieran al fuego.

Al-Samoudi, quien también recibió un disparo durante el incidente, así como otros periodistas y activistas presentes en el lugar aseguraron que no había combatientes palestinos presentes cuando soldados israelies dispararon contra los periodistas, y objetaron la declaración inicial del Primer Ministro Naftali Bennet que hacía referencia a la posibilidad de que se tratara de fuego palestino.

Shatha Hanaysha, una periodista local, quien estaba de pie junto a Abu Akleh cuando le dispararon, también declaró en diferentes entrevistas que no hubo enfrentamientos entre palestinos y el ejército israelí.

Los detalles del asesinato de Abu Akleh continúan emergiendo, así como testigos que se encontraban en los alrededores. Existen diversos videos en redes sociales y medios donde se puede ver y escuchar claramente la secuencia de sucesos. B’tselem, el Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados, ha contrarrestado la versión de los eventos ofrecida por las FDI, mostrando la ubicación del asesinato de Abu Akleh en oposición a la ubicación de los eventos representados en el video distribuido por funcionarios israelíes.
Israel ha pedido que se les haga llegar la bala que mató a la periodista para su peritaje.

Hasta el momento, las autoridades israelies han negado responsabilidad sobre el asesinato de la periodista. Inicialmente, a través de un comunicado, el primer ministro israelí, Naftali Bennet, manifestó que “parece probable que fueran palestinos armados quienes, al disparar indiscriminadamente, son los responsables de la desafortunada muerte de la periodista”. Dicha declaración fue aminorada más tarde por el Teniente General Aviv Kochavi, quien dijo que no estaba claro aún quién disparó el tiro que mató a la periodista.

El diario Israelí Haaretz informa que Israel ha externado la intención de transmitir los resultados de una investigación militar completa sobre la muerte de la reportera Shireen Abu Akleh a Qatar, que es propietario del medio de comunicación Al Jazeera, para el que trabajaba la periodista, y con quien Israel ha estrechado relaciones diplomáticas recientemente.

Qatar recibió el miércoles los hallazgos iniciales de la investigación, incluida la valoración israelí de que Abu Akleh no fue alcanzada por fuego del ejército israelí sino por militantes palestinos, informó el Ministro de Defensa, Benny Gantz, quien anunció que Israel también enviará los hallazgos a la Autoridad Palestina y a los Estados Unidos, siendo que Abu Akleh tenía doble nacionalidad palestina y estadounidense.

Por su parte, la Autoridad Palestina (AP) ha rechazado cualquier investigación israelí sobre el asesinato de Abu Akleh. Riyad Mansour, Embajador de Palestina ante la ONU ha declarado que Palestina no aceptará una investigación de la “autoridad de ocupación israelí” sobre el asesinato de Shireen Abu Akleh. Mientras que el portavoz del gobierno de la AP, Ibrahim Melhem, lo describió como un “crimen deliberado”.

A nivel global, cientos de periodistas, medios internacionales y organizaciones de defensa y protección de periodistas han condenado el asesinato de la corresponsal. A su vez, hay una exigencia generalizada para que se realice y permita una investigación independiente del caso.

La muerte de Shireen Abu Akleh, ha causado una conmoción a nivel regional, pues la periodista era una una referencia en el mundo árabe, una mujer reconocida por su extenso trabajo, y a la vez respetada y admirada por su profunda capacidad para conectar con las causas de la gente sobre quien reportaba.

La gente recuerda con nitidez su frase de despedida de los segmentos que reportaba la periodista en Al Jazeera en Arabe, que rezaba pronunciando en su estilo particular “Shireen Abu Akleh, Aljazeeeera, Falasteen”. La frase y su voz son tan reconocidas, que muchos palestinos recuerdan que, durante la Segunda Intifada en 2002, mientras sucedían las redadas en Jenin, en los campamentos de refugiados los reportes de Abu Akleh eran las únicas “ventanas” hacia el exterior por semanas.

Este incidente vuelve a poner la atención en las contradicciones que imperan en el conflicto Israelí Palestino. Primeramente, se cuestiona el uso de la fuerza hacia periodistas, que podría constituir un crimen de guerra. Paralelamente, la noción de que una potencia ocupante, como Israel, sea la que insista que se investigue a sí misma, cuando opera en un territorio ocupado contra una población ocupada en un caso de abuso militar, recalca la renuencia de hacer o promover responsabilidad y justicia.

Con información de Al Jazeera, EFE, Haaretz, Maariv, Washington Post, y Agencias.