Entre el viernes 27 y el sábado 28 de septiembre, oficiales de la Reserva Forestal de Habarana, en Sri Lanka, hallaron siete cadáveres de elefantes hembras, una de ellas embarazadas, por lo que se presume fueron envenenadas por los habitantes de los poblados cercanos a su hábitat en “represalia” a la destrucción de sus cultivos.

Así lo han consignado autoridades de aquel país que no descartan tal posibilidad, considerando que en los últimos meses el aumento de la población y granjas está destruyendo el hábitat natural de esta especie endémica.

En consecuencia, los paquidermos al quedarse sin posibilidades de alimentarse, se están acercando más a los territorios que hoy domina el hombre, principalmente los cultivos, los cuales han comenzado a consumir.

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Por ello, para controlar la “plaga” y reducir las pérdidas habrían optado por envenenar los cultivos, ya que en Sri Lanka la matanza de estos ejemplares está penado por ley.

Esta especie, durante el siglo XX alcanzó una población de hasta 140 mil ejemplares, sin embargo desde 1968 ya se considera una especie en peligro de extinción.

Sin embargo en tierras asiáticas esta especie que dominó durante mucho tiempo, ahora tiene que buscar alimento en otras zonas, lo que los obliga a cruzar aldeas, causando daños a su paso o ingerir los cultivos de las comunidades.

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Finalmente, este viernes 27 localizaron cuatro elefantes fallecidos y el sábado 28 otros tres. Los tres cuerpos del sábado se encontraron en una reserva forestal en el centro de Sri Lanka.

De acuerdo con Chandana Sooriyabandara, Director General del Departamento de Vida Silvestre, serán los exámenes post-mortem los que confirmen o desmientan la posibilidad de que los ejemplares murieron envenenados.

Mientras tanto, otros elefantes han tenido que ser trasladados a “zonas seguras”.

Cabe recordar que durante 2018, se registraron cerca de 300 muertes de elefantes por electrocución, accidentes en las vías de tren, disparos y trampas creadas con explosivos.

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Al respecto, Jayantha Jayawardena, director del Fondo de Conservación y Diversidad de Elefantes, advierte que tanto los elefantes como los agricultores son víctimas de la situación. Para Jayawardena, los agricultores sólo están protegiendo su ingreso básico.

“El gobierno tendría que asignar nuevos espacios para el cultivo y facilitar el traslado de los agricultores. De no ser así, el conflicto entre ambos continuará“.