Abrir las puertas de las Universidad de las Américas Puebla para reiniciar actividades no basta con invitar a los alumnos a que pasen y disfruten de su campus.

No solo es abrir las puertas, tampoco retirar a la policía del estado bajo las órdenes del gobernador.

El regreso a clases significa que la Universidad recobre la situación que vivía antes de junio del 2021. Que deje de estar bajo el control y decisiones de la Junta para el Cuidado de las Instituciones de Asistencia Privada del Estado de Puebla.

Es decir, que no esté bajo la égida del gobierno del estado de Puebla y que se respete, ahora, la rectoría a cargo de la doctora Cecilia Anaya Berríos.

No hay duda de la calidad y esencia UDLAP de Anaya Berríos, con 40 años de servicio de su Alma Mater. Ella se resistió a legitimar el 12 de julio anterior, la llegada de Armando Ríos Piter, quien apenas conoció a la UDLAP hace 6 meses.

La disputa por los 720 millones de dólares se debe dirimir en otros espacios, sin incluir a profesores, trabajadores y estudiantes.

La UDLAP no merece el trato que le están dando.

Condición ineludible para el retorno a clases.