Condensar y antologar la obra propia es abrirse el corazón,
extraer su perfume y repartir sin distinción, reparo ni recato.
Abel Pérez Rojas

Bajo el título de Primera Antologocondensación. Selección poética, en el marco de la colección literaria que lleva su nombre, Salvador Calva Morales presenta una selección de cincuenta poemas tomados de los primeros cuatro libros de su autoría.

Antes de entrar al micro universo poético en el cual se centra el experto poblano en educación y animales salvajes, es preciso reflexionar acerca del entramado filosófico que sustenta el ejercicio, y que, confluye en dos vocablos: condensación y antología.

Condensación (del latín condensatio, condensationis, nombre de acción del verbo condensare, que significa hacer compacto. Diccionario Etimológico Castellano en línea. Consultado en: Etimologias.dechile.net), implica resumen, síntesis, abreviación, materialización, es decir, cuando está de por medio la inspiración, como es el caso de poesía, se trata de encarnación.

La encarnación es la acción del verbo por el cual toma cuerpo algo sutil.

Encarna lo que no teniendo cuerpo material pasa al plano de lo objetivo –de la “carne”– aquello que proviene de lo que es fuente de lo generado en las entrañas y en la mente/corazón de quien propicia el fenómeno.

Es en esos terrenos en los que los seres humanos hacen magia –el arte de la imaginación que crea–, tocan el núcleo de sus semejantes y cimentan estructuras a través del arte.

Terrenos o planos son estos en los que opera la arquitectura esotérica, hermética, oculta.

En las operaciones alquímicas de la condensación, el poeta, en funciones de constructor sutil o albañil de lo invisible a lo visible, da un salto a otra columna, el concepto antología.

Antología (de la palabra griega ανθος «anthos» que significa «flor» y «todo aquello que es lo mejor, lo más alto y sublime»; con la palabra  λέγειν, legein, o légo que significa «reunir, juntar, elegir, escoger». Consultado en: Definiciona. Definición y etimología. Definiciona.com), es el resultado de elegir, seleccionar y coleccionar.

Frente a una antología es preciso decir que, en su sentido profundo, no discurre del resultado simple de acopiar; no, en el origen etimológico histórico del verbo antologar, concierne a “atrapar” la sutileza, como si se tratara del perfume de las flores y estar en condiciones de compartirlo, “presentarlo”.

Condensar y antologar o antologar y condensar, es atrapar lo sublime, darle cuerpo sin que pierda su sutileza y presentar, convidar, departir, repartirlo.

Condensar y antologar la obra propia es abrirse el corazón, extraer su perfume y repartir sin distinción, reparo ni recato.

¡Vaya latitudes frágiles en las que se mueve Salvador Calva al emprender una condensación antológica de su obra!

Yo que he sido partícipe de la acción y selección del autor de una veintena de libros, me consta que no ha sido fácil, pero sí vivificador y gratificante.

Veamos, en menos de un año Calva Morales ha escrito y publicado –en papel y tinta– casi una veintena de libros, trece de ellos son poemarios.

Ha tomado los primeros cuatro poemarios por orden de publicación (Perfume y fuego, Pólvora en los huesos, Cállame a besos y Orgasmo nuestro de cada día), para la concreción de esta Primera Antologocondensación, como atrevidamente le ha llamado.

Al calificar de “primera” a esta publicación, deja entrever que se trata del primer ejercicio, pero no del último, porque de continuar con esa lógica y dinámica creativa, vienen más publicaciones de ese tipo.

El ejercicio de condensación y antologación de Calva Morales debería verse desde el ángulo de su formación científica.

Salvador ha hecho en su obra poética un corte transversal –la selección de los primeros cuatro de sus poemarios–, en esa porción seguramente más adelante hará una revisión, como si ante el microscopio estuviera revisando sus versos, para, seguramente, extraer otra síntesis de su inspiración.

A riesgo de ser indiscreto puedo sostener que Salvador creará otra palabra compuesta para hacer una selección, auscultación y disección más fina de su obra.

Tal vez después de muchos años, Salvador nos entregue una especie de “libro rojo” de su poesía.

La Primera Antologocondensación es otro paso más de la búsqueda iniciática de un hombre que no termina de aprender todos los días, ni se cansa de hacer un acto de bondad al día pese a la burla, la incomprensión, el abuso y la traición.

Esperamos con mucha atención la Segunda Antologocondensación, veremos qué sorpresas nos depara.

Por ahora, dispongámonos a degustar esta Primera Antologocondensación.

Así sea.

Abel Pérez Rojas (abelpr5@hotmail.com) es escritor y educador permanente. Dirige Sabersinfin.com