Amenaza, drama y luz
Abel Pérez Rojas
I
Con la insignia de la libertad en lo alto, proclama a los cuatro vientos que la democracia enfrenta una amenaza. La multitud, al borde del delirio, aplaude y vitorea a sus ídolos, envueltos en un nacionalismo amenazante. Él, como un toro exhausto, toma aliento, resopla y retoma su embestida, cargada de afirmaciones y posturas presentadas como axiomas, que en esencia son meros dogmas. La bandera por la que lucharon sus antepasados se muestra desvaída, bajo un extraño juego de luces que en realidad presagia una era dominada por fundamentalismos. Concluye con un saludo nazi, parte de una estrategia para normalizar lo que en otros tiempos era inadmisible.
II
Cinco días han transcurrido desde que aquel registro subterráneo, antes mero conducto de luz, se convirtió en su morada. La amenaza de la deportación pesa más que las estrecheces de la improvisada madriguera de dos metros cuadrados, un laberinto de cables y penumbra. Los olores rancios, al principio nauseabundos, se desvanecieron casi por completo al tercer día, cediendo paso a una tristeza que se arraigaba en el pecho, una voz lejana de la tierra natal. Las horas se arrastran, lentas y pesadas, mientras la noche teje su manto de sombras, convirtiéndose en aliada para la búsqueda furtiva de alimento.
III
Siento cierta vergüenza e indignación al leer en El País sobre Jocelynn, la joven que, empujada por el acoso de sus compañeros, optó por el suicidio en Texas. Sus agresores la atormentaban psicológicamente con amenazas de denunciar a su familia a las autoridades migratorias para su deportación.
El acoso encontró un terreno fértil en esta niña de origen mexicano, particularmente en el contexto en que la administración de Donald Trump permitió que agentes de ICE y del Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP) ingresaran a detener migrantes en iglesias, hospitales y escuelas, espacios que hasta entonces se consideraban santuarios humanitarios. Este caso se suma a la incontable lista que se acumula día tras día.
IV
Encuentro refugio de la tempestad en el aislamiento natural que me brinda un coctel de neurotransmisores, resultado de haber concluido la revisión de los contenidos de Filigramma #21, la próxima edición a publicarse.
El logos se erige como nuestro refugio, fulcro y esperanza ante los desafíos presentes y futuros.
La luz saldrá avante.
Abel Pérez Rojas ([email protected]) escritor y educador permanente. Dirige: Sabersinfin.com #abelperezrojaspoeta
Autor
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