Este domingo 22 de junio, un atentado suicida atribuido a un presunto miembro del Estado Islámico causó al menos 20 muertos y 52 heridos en la iglesia de Mar Elías, ubicada en el distrito de Dweileh, en Damasco.

El atacante irrumpió en plena misa dominical, abrió fuego contra los asistentes y luego detonó un chaleco explosivo.

El hecho fue confirmado poco después por las autoridades sirias en un comunicado donde señalaron que ya se han iniciado las investigaciones pertinentes.

El ministro del Interior, Anas Khattab, expresó sus condolencias en redes sociales, afirmando que el atentado no detendrá los esfuerzos del Estado por mantener la paz civil. Al mismo tiempo, subrayó la determinación del gobierno para enfrentar a quienes buscan desestabilizar al país.

En cuanto a las víctimas, distintas fuentes han ofrecido cifras diferentes: los cascos blancos informaron de 15 muertos y varios heridos, mientras que el Observatorio Sirio de Derechos Humanos reportó 19 víctimas mortales. Ambas organizaciones detallaron que el atacante disparó indiscriminadamente antes de activar los explosivos. Hasta el momento, ningún grupo ha reivindicado oficialmente la autoría del ataque.

Aunque el Estado Islámico fue derrotado territorialmente en Siria en 2019, continúa activo en regiones desérticas. Las autoridades han arrestado a varios de sus miembros en los últimos meses. El actual gobierno, liderado por Ahmed al Sharaa tras la caída de Bashar al Assad, ha prometido proteger a las minorías y respetar los derechos humanos, aunque recientes incidentes han generado dudas sobre su gestión.