Israel y Hamás firmaron un acuerdo de alto el fuego que incluye la liberación de rehenes israelíes a cambio de prisioneros palestinos, lo que fue proclamado por Khalil Al-Hayya como “el fin del conflicto y el inicio de un alto el fuego permanente”.

El jefe de Gaza en el exilio, Khalil Al-Hayya, proclamó “hoy declaramos el fin del conflicto y el inicio de un alto el fuego permanente”, y dijo que el movimiento de resistencia islámica recibió garantías de mediadores y de Estados Unidos que de que “la guerra ha terminado completamente”.

La noticia generó reacciones internacionales inmediatas, con felicitaciones a los mediadores, especialmente a Estados Unidos, y llamados al cumplimiento del pacto. Donald Trump, impulsor del “plan de paz”, recibió elogios por su papel en el acuerdo, justo antes de la entrega del Premio Nobel de Paz, al que aspira abiertamente.

Organismos como la ONU y la OMS celebraron el avance, instando a ambas partes a respetar los términos del acuerdo y facilitar la entrada de ayuda humanitaria a Gaza. Egipto, Turquía y otros países árabes y europeos expresaron su respaldo, mientras que líderes como Mahmoud Abbas destacaron la oportunidad de reconectar Cisjordania y Gaza.

Sin embargo, dentro del gobierno israelí persisten voces como la del ministro Bezalel Smotrich, quien advirtió que tras la liberación de los rehenes, Israel continuará su ofensiva contra Hamás, a pesar de que el acuerdo contempla la retirada militar de Gaza.

La comunidad internacional, incluyendo Rusia, China y la Unión Europea, mostró optimismo ante el posible fin de las hostilidades. Emmanuel Macron convocó una reunión interministerial en París para apoyar el proceso de paz, mientras líderes como Keir Starmer calificaron el momento como “de profundo alivio”.

En Tel Aviv, las familias de los rehenes celebraron con emoción, globos y figuras de cartón de Trump, quien prometió que “todos llegarán el lunes”.

En Gaza, entre escombros, los palestinos también festejaron con cánticos y abrazos, deseando que la paz sea duradera.