Víctor Carrancá ya se va, y no se va por su pobre desempeño.

No se va por la verdad histórica de Chalchihuapan, ni por el aumento de feminicidios, huachicol o crimen organizado.

Tampoco se va porque Martha Erika selló su destino y Gali ejecutó la orden.

En realidad el fiscal carnal tampoco dice adiós porque “no pudo” o por las continuas demandas de los poblanos tan fijados en pequeñeces.

Don Víctor Carrancá se va, como ya lo dijo Carlos Martínez Amador, por el desgaste de su imagen, porque esas son las prioridades de los gobiernos que ya “abrieron los ojos”.

Ironías de la vida, en 2014 y 98 dictámenes periciales después, Don Víctor salió a defender la versión de que una onda expansiva provocada por los cohetones que utilizaron los habitantes de San Bernardino Chalchihuapan para repeler el ataque de los granaderos, fue la causante de la muerte del menor José Luis Tehuatlie Tamayo.

Finalmente, a Don Víctor le llegó su onda expansiva.