Javier Aquino, el edil Pepe Chedraui, el gobernador Alejandro Armenta, el responsable de Migración y ex gobernador poblano Sergio Salomón y José Luis García, Coordinador del gabinete del gobierno del estado, juntos en una reunión.

Los vendedores de historias a modo, dígase los del Club Manila del Periodismo en Puebla, le dieron vuelo a esta foto, diciendo que se habían reunido los hombres de más poder.

Y es que una foto nos puede dar para suponer muchas historias que quizá tocan un poco de realidad.

Podríamos pensar que se reunieron para apaciguar “los sobresaltos” del pasado, para colocar los acuerdos sobre la mesa, para signar las complicidades y para hacer lo que en política se llama negocios off the record.

Javier Aquino quien de armentista pasó a ser “salomónico”, manejó mucho dinerito en obras que fueron un verdadero fiasco.

Sergio Salomón hizo lo propio y benefició a toda una serie de amigos, amistades y a todos los que pudo darles migajones del pastel para estuvieran aplaudiendo a una Puebla fundida en la mediocridad al construir una nueva sede legislativa, que apenas puede soportar lluvias y hay que ver si aguanta los temblores.

El edil José Chedraui íntimo de Salomón y malabareando una pésima administración de una capital totalmente entregada a la delincuencia.

Del resto qué decir, el gobernador Alejandro Armenta y su fontanero José Luis García, a quien hay que seguirle la pista para ver cuánto dinero está invirtiendo en el pago de portadas de revistas, compra de espectaculares, pago de embutes a pasquines y operación que nada tiene que ver con su responsabilidad como jefe del gabinete.

Todos estos personajes hoy tendrían que explicarnos a los poblanos cómo y en qué condiciones se cedió la plaza de Puebla a la delincuencia organizada que está operando con todas sus letras y a manga ancha en la entidad.

Esta reunión nos hace pensar en acuerdos, muchísimos acuerdos para que luego no salten los infames asuntos como el del caso Accendo, por ejemplo.

Hace unos días, el gobernador Armenta dijo tajantemente que “no negocia con delincuentes”, pues quizá, pero para eso existen los fontaneros y operadores que son los que lidian con el lodo y el estiércol.

La narrativa de los gobiernos en Puebla está vencida por los hechos violentos que diariamente indican que los grupos delincuenciales siguen avanzando con la señal de hacerlo con el visto bueno de quienes hoy en apariencia tienen la responsabilidad de mantener el orden.

Y como si nos faltaran más evidencias, los videos y las fotos de toda la corrupción e impunidad al interior del penal de San Miguel, nos dejan en claro que en Puebla se viven tiempos infames, donde las organizaciones delictivas están en su mejor momento.

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