Para mi maestro Juan López García

Las despensas se han adueñado otra vez del espacio público. Se critica que políticos de todo signo y nivel hagan presencia solidaria en la pandemia regalando apoyos alimenticios a las personas en necesidad. Ocurrió siempre en los procesos electorales y un poco menos en los desastres naturales. El Covid 19 ha logrado que muchos políticos, empresarios, iglesias, sindicatos, y toda clase de personas de bien realicen una verdadera cruzada alimentaria a favor de la gente.

La mala fama pública de las políticas clientelares hicieron que la entrega de despensas se asociara a un hecho valorado negativamente: la manipulación de las necesidades de los marginados y los fraudes electorales. Eso hace que ahora aparezcan voces condenando la acción (sobre todo de los políticos) y llamando a realizarla sin hacer aspavientos ni tomarse la fotografía. “Que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha” es un proverbio bíblico escuchado con mucha frecuencia en estos tiempos y publicado al infinito en las redes sociales.

El asunto ahora tiene una connotación diferente, estamos lejos de los procesos electorales y hay muchas personas e instituciones que realizan esta práctica sin tener aspiraciones políticas. Hay que buscar otras motivaciones para explicarse esta unanimidad social que de pronto apareció entre nosotros. La peste –dijo Albert Camus– tiene la cualidad de sacar lo mejor de los seres humanos, aunque también lo peor. El coronavirus convirtió en chatarra los sofisticados armamentos de destrucción masiva y la infraestructura bélica tan afanosamente construida por las potencias mundiales en ochenta años. También nos recordó que estamos de paso en esta tierra y que nuestra vida es intrascendente para los designios del Altísimo (o de la naturaleza, lo que usted guste).

Es natural que el espíritu de cuerpo (“de rebaño”, dirá un epidemiólogo) se exacerbe en TODA LA ESPECIE ante una amenaza real de desaparecer del planeta. Desaparición que fuera de las culturas, la ciencia y las artes que desaparezcan, sólo tendría efectos benéficos para el planeta. En un mes de descanso las ballenas de cuarenta toneladas retozan alegremente mucho más cerca de la línea ecuatorial, a la que nunca se habían acercado, los leones marinos salen a la superficie y se recuestan en los sillones de las playas abandonadas, venados retozan en el mar de Tecpan de Galeana, en las playas de Coyuca de Benítez llega el cardumen más grande de la historia, no hubo suficientes recipientes para recoger la pesca. En fin, el agujero de la capa de ozono desapareció en un mes que la Tierra descansó de la especie depredadora: los humanos.

Sean cuales fueren los motivos que tienen los políticos para repartir despensas, hay que alegrarse de que ello ocurra. Es casi lo único que aprendieron en la cultura del viejo régimen; muchos no saben debatir, tampoco son una eminencia en sus especialidades, pero todos, desde el más grande hasta el más modesto (con muy honrosas excepciones) saben hacer clientelismo repartiendo despensas. Reconozcamos también que el clientelismo es un mecanismo igualitario, un método que puso la arena para que se enfrentara un especialista en su materia con un analfabeto funcional en igualdad de condiciones.

Se critica asimismo que se tomen la foto. Tampoco es problema mayor, tienen que hacerlo para justificar su gasto. Incluso hay algunos que reparten y se toman la foto con el gel antibacterial que les fue donado por empresarios, organizaciones o fundaciones. Es necesaria la publicidad, así nos damos cuenta de quienes cumplen y quiénes no.

Hay otros que sin ser políticos hacen muy buena política, como aquellos que están vendiendo perecederos a precio de costo. Pongo el ejemplo de Carlos Granda, está dando baratos sus pollos porque si les sigue dando de comer perdería mucho dinero, prefiere vender sus productos sin ganancia o con un margen muy pequeño. No pierde tanto y ayuda a la gente. También hay que valorarlo bien; en la novela ‘Las viñas de la ira’, el escritor John Steimbeck, relata la penosa emigración de los habitantes de Oklahoma a California. Una escena que me marcó para siempre es cuando llegan los okis a la tierra prometida y encuentran enormes montones de frutas a orillas de las ciudades; los niños corren a tomarla y los mayores se dan cuenta que sus dueños habían esparcido kerosene (petróleo) sobre ellas para que nadie pudiera consumirlas. Era la crisis de 1929 y muchos granjeros les daban la leche a sus marranos para no venderla a bajo precio.
El reparto de ayuda alimentaria es bueno, ha evitado explosiones por demandas elementales y ha contribuido a la gobernabilidad. Hay municipios donde los ayuntamientos se han volcado al apoyo alimenticio, la desinfección de calles, plazas, mercados, transportes y comercio. Por la pandemia, en Coyuca de Benítez una gran proporción del personal, encabezado por el presidente municipal, Alberto de los Santos Díaz, se ha reconvertido a ser un equipo promotor de la salud. También en Taxco de Alarcón y en Acapulco. En este último municipio, la crisis favoreció a la alcaldesa, ya que salió de una zona donde se le estaba golpeando por cualquier motivo; para ella esta coyuntura marcará un punto y aparte y tal vez suban sus bonos para la coyuntura que se acerca.

Se dirá que sólo están cumpliendo con su deber; es cierto, pero igual podrían haber regresado a ver para otro lado. Tampoco hay que preocuparse por algún futuro resultado electoral, el pueblo de México es maduro y sabrá distinguir entre propuestas políticas, no entre quien hace más clientelas. Si ese método estuviera vigente, José Antonio Meade hubiese ganado la presidencia de la república.

CORREO CHUAN

Me inicié como periodista publicando artículos cortos, que, después del reportaje, me parece que es el rey de los géneros periodísticos. Una deformación profesional me llevó muy pronto a convertirme en ensayista. Los trabajos largos se me dan mejor y cursé la carrera de Economía en una escuela donde nos exigían la presentación de muchos trabajos; de ahí viene esa manía de dividir con números romanos mis ensayos. Cuando llegué a Guerrero era casi el único que publicaba ensayos. Hoy celebro que haya unos cinco ensayistas muy buenos que practican este género literario.

He querido regresar al artículo corto y no he podido, cuando menos siento la mano ya se fue por su lado escribiendo frases largas, poniendo paréntesis para explicar y recurriendo muy seguido al punto y coma. Esos dos procedimientos (el paréntesis y el punto y coma) han caído en desuso; el primero fue sustituido por los guiones cortos y el segundo de plano tiende a desaparecer. Admiro mucho a Saramago porque en su gigantesca obra no hay ningún punto y coma y porque también prescindió de casi todo signo de puntuación, con excepción de la coma y el punto y aparte. A Juan Rulfo y a mi maestro Enrique Semo Kalev los admiro por la maestría con la que utilizaron el punto y coma; el segundo es ensayista, de algún modo se justifica; pero Rulfo, siendo cuentista, lo utiliza con una precisión exactamente igual a la de Casiodoro de Reyna y Cipriano de Valera en la versión protestante de la Biblia, que, siendo católico, considero la mejor versión – literariamente hablando – de ese gran libro.

Con este trabajo espero ir regresando poco a poco al artículo corto. Es un género que no admite desperdicio, ni explicaciones redundantes, ni muchos signos de puntuación. En el artículo corto el punto y seguido es el mejor recurso; es decir, marcar la separación sutil de la variación de una idea –el punto y aparte es OTRA idea- . Uno de mis grandes maestros de periodismo es don Juan López García, que es el periodista vivo que mejor utiliza el recurso del punto y seguido. Sus frases son esculpidas en mármol, por finas y precisas, y en lava volcánica cuando a esa elegancia le agrega el detalle de una crítica demoledora.

No intento esta migración a mis orígenes porque crea que mis ensayos son aburridos. Puedo presumir de tener lectores que leen completos mis trabajos, que los enriquecen con críticas o precisiones y que me han seguido por todos los caminos por los que he transitado (¿De cuál periódico, revista, estación de radio o televisión no me han corrido?). Tampoco es porque tenga problemas con el género; al contrario, muchos me piden mis trabajos para publicarlos o para presentarlos como material académico.

Uno de los más recientes, “La crisis del año de la peste”, se distribuyó como material de estudio de dos doctorados en Economía, uno de la UNAM y otro de El Colegio de México; tres sitios web de Puebla lo publicaron íntegro y una revista guerrerense lo publicará completo en su número correspondiente al mes de mayo. Ello a pesar de que es un trabajo de 32 páginas a renglón seguido.

Lo intento como un mecanismo de crecimiento espiritual; escribir bien ayuda a pensar bien – el lema de mi Alma Máter es “Pensar bien para vivir mejor”-. Si regreso airoso al artículo corto podré escribir algunos cuentos que tengo pensados y en general creo que podré mejorar mi redacción y hacer trabajos más compactos. En “Las viñas de la ira”, John Steimbeck escribe un párrafo de dos páginas donde las frases son cortas y de monosílabos o bisílabos. Tengo ese párrafo como un ejemplo de cómo debe escribirse un artículo corto.

Este artículo no me gusta, tiene muchas frases largas y cuatro veces utilizo el punto y coma; mi objetivo será publicar artículos de cuando mucho dos cuartillas. Veremos si puedo lograrlo, por lucha no va a quedar.

El Correo Chuan dice que la pandemia ha logrado sensibilizar a mucha gente que trata de ayudar al prójimo, entre ellas la mayoría de los políticos. En Acapulco Luis Walton Aburto –que siempre lo ha hecho, con pandemia o sin ella– mantiene una línea de ayuda de instrumentos a personal médico y alimentaria para la población.

También Félix Salgado, que en todo el estado donó material médico y mascarillas profesionales. Félix es senador y Walton siempre ha sido muy altruista. El caso de este segundo es notable, igual que el de Alberto López Rosas, porque en estos momentos no tienen cargo alguno. López Rosas está luchando por un apoyo para los abogados postulantes que les permita soportar el vendaval, también para autorizar la apertura de los juzgados con el fin de restablecer poco a poco la normalidad. Es notable el caso de López Rosas porque está ayudando cuando su despacho no tiene trabajo; él hace mucho tiempo que no litiga, pero tiene un prestigiado grupo de abogados a los que coordina. Otro que reaccionó muy bien fue el diputado Zeferino Gómez, que instaló nuevo comedores comunitarios en Acapulco, tarea que ya está siendo replicada por otros legisladores. Entre los que más se han distinguido en Coyuca en esta materia están los regidores Gilberto Vargas Hernández y Santiago Ocampo Flores. También los equipos políticos de Ramiro Ávila Morales han repartido muchas despensas, gel antibacterial y material de protección. Gracias a la conjunción de esfuerzos de políticos con cargo o sin él, los mexicanos no hemos tenido hambruna aparte de la cruel pandemia que asola al planeta. Es agradecible.

También dice el Chuan que continuaremos publicando ensayos sobre algunos temas regionales y monográficos, pero trataremos de regresar al artículo corto cuando sean trabajos de opinión. Los lectores descansarán un poco y espero que lo que lean de mi autoría sea mejor que lo publicado hasta hoy. Zapata 21 es una dirección de bellos recuerdos.

E-mail: correochuan@hotmail.com