Se abrió el proceso político para la sucesión de Alfonso Esparza Ortíz en la rectoría de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Con 5 meses y medio de retraso de acuerdo a los usos y costumbres que habían conducido los últimos seis rectores, cuando de posicionar a un sucesor se trataba.

Las cinco elecciones intermedias entre los rectores no cuentan para el efecto, ya que se esperaba la reelección del rector en turno.

Pero en fin, once procesos que contemplan ahora una sucesión atípica o con actitudes renovadas.

Alejandro Mondragón, en su columna del 8 de marzo, abrió la sucesión (o la hizo pública), mencionando a Lilia Cedillo Ramírez como candidata, señalando que “…ha empezado a aglutinar respaldos importantes al interior de la institución para convertirse en el relevo de Alfonso Esparza Ortiz.”

La comunidad universitaria lo ha entendido como un destape.

Esperado por la clase política.

Sobre todo por los tiempos (seis meses para la elección), la filtración de las reuniones que Cedillo Ramírez tuvo con Esparza Ortíz previas al anuncio de Mondragón, la novedad de abrir cargos y puestos importantes a mujeres, reducir las condiciones de confrontación con actores políticos universitarios, en tiempo y en formas, cambiar el perfil de candidatos (as) a personalidades del mundo académico y científico y garantizar la independencia y/o intromisión de fuerzas ajenas a la Benemérita Universidad.

Lilia Cedillo Ramírez tiene además una personalidad universitaria que convence.

Científica, académica, universitaria, y con conocimiento de varias áreas de la Universidad en las que ha desempeñado parte de su experiencia profesional.

Faltaría por confirmar, lealtad y fortaleza, ante los intentos recurrentes, de fuerzas externas a la BUAP, por usarla y convertirla en un bastión político para satisfacer intereses externos.

Pero eso solo si gana.

Y esa intentona ha sido (la de las fuerzas externas), recurrente en todos los procesos para elegir rector, cuando menos los últimos 60 años.

“Que Cedillo figure como la carta más viable para relevar a Esparza le da otra connotación a la elección rectoral, pues evidencia la forma en la que se abren espacios de género, sin exhibicionismos ni martirologios…” escribe Mondragón.

La misma afirmación aplica para Guadalupe Grajales Porras, actual secretaria general de la BUAP, quien también es científica, académica, universitaria y con conocimiento de varias áreas de la Universidad en las que ha desempeñado parte de su experiencia profesional.

Aún más, si la elección se da entre dos o tres universitarias sería inédito.

No lo descarte.

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Luis Enrique Sanchez Fernández es periodista; ha escrito para impresos en papel, radio, televisión y portales digitales. Es universitario, historiador y cronista.